Roberto Alagna_Tenor y protagonista de la ópera «Cyrano de Bergerac»
Lunes , 09-11-09
ABC de Sevilla
Hoy se estrena en el Maestranza «Cyrano de Bergerac». Y su protagonista llega con una camiseta negra que se cambia para las fotos. Su voz ha estado llenando el escenario durante el ensayo, y ahora, con una sonrisa de italiano recién comido, Roberto Alagna, saluda en español, en italiano y también en francés. Pero aquí hay «trampa», y es que pese haber nacido en las cercanías de París, en él se respira Sicilia, a naranjas fuertes y a la caponata que seguro cocinaría su abuela, mientras entonaba el «Vitti una crozza». Roberto Alagna es el romántico «Cyrano de Bergerac» de la ópera de Franco Alfano que estará en el Maestranza hasta la próxima semana. Y todo queda en familia. Roberto es «Cyrano», su hermano David Alagna el director de escena, y la esposa de éste, Nathalie Manfrino, será «Roxane».
-Es importante tener el apoyo de la familia. Además, a la familia no se le puede mentir. El crítico, el ambiente del teatro también va a estar más atento y dicen: «ah, está ahí porque es el hermano». No es así, al contrario. Tienes que ser más profesional. Pero con David se trabaja muy bien, es un grandísimo director. Sabe música, toca la guitarra y el piano y ha compuesto una ópera. Tiene una visión muy artística.
-¿Le descubrieron cantando en las salas de fiesta en París?
-Sí, yo empecé con 17 años y he cantado profesionalmente a los 18 en cabarets y salas de fiesta, y al mismo tiempo estudiaba la ópera. He trabajado mucho. Empezaba a media noche y acababa a las seis de la mañana, cada día. Así estuve ocho años.
-Si entonces no perdió la voz, no creo que la pierda nunca.
-La voz es como todo, porque todo lo vamos a perder. Es un milagro y no se puede explicar. Todo el mundo cree que sabe cantar, pero es mentira. Ni siquiera el médico o el foniatra, entienden la voz.
-Usted estudió con un contrabajista cubano, Rafael Ruiz. ¿qué le debe?
-Le debo mucho. Me dio el amor y la pasión del canto, y el respeto por la voz. Me dio también una fuerza mental enorme. Él era muy optimista y con un gran corazón. Para Rafael la música era un acto de amor, nunca una batalla. Para mi, igual. Se canta solamente para el placer.
-Ha cantado más de 150 veces el rol de Alfredo Germont de la «Traviata». ¿Se puede llegar a cansar de este papel?
-No puedo cansarme de un papel, como tampoco puedo cansarme de una mujer. Soy un enamorado de la música, toda. Me gusta la escena y este mundo del espectáculo.
-¿Es usted el Robert Redford de la ópera?
-Soy un romántico, y sí, creo que sí, esa es una divertida comparación. Soy un romántico en mi vida privada, no sé por qué.
-¿Cual fue la razón por la que grabó un disco homenaje al cantante español Luis Mariano?
-Luis Mariano es algo especial. Yo he recibido una educación de que si alguien te hace bien, debes devolverlo. Cuando pensé, ¿quien me ha dado a mí esa pasión por la ópera? Pues fueron dos cantantes: Luis Mariano y Mario Lanza. Hoy día no se habla de Luis Mariano y fue un cantante maravilloso que inventó un estilo y un género musical, como Elvis o Sinatra. Mariano inventó un estilo de opereta que no era la de Viena ni la zarzuela. Por eso fue un genio.
-¿El público siempre tiene razón...aunque se enfade a veces?
-No, no. En este mundo sólo Dios es quien tiene la razón.
-¿Le molesta o le divierte que califiquen su voz?
-No me molesta nada. Yo he leído muchas críticas malas de mí, y me da pena, y luego digo, es normal, el ser humano es así. Yo estoy en el escenario y trato de cantar bien, y no es fácil cantar bien, ni siquiera sólo cantar. Cuando hay problemas de salud o de la vida privada, es difícil. Y yo, gracias a Dios, estoy aquí. Canto siempre con sinceridad y generosidad. Si la gente está contenta, yo también. Y si no, no puedo hacer nada.
-¿Cómo se canta con una nariz postiza?
-Es difícil, aunque lo difícil es la ópera, que es una de las más complicadas de mi carrera. Éste es el papel de mi vida. Yo soy un poquito Cyrano. He tenido muchos complejos: de no ser guapo, no ser bueno, mi voz no es buena..., como Cyrano. Y cantar con la nariz es difícil, pero es bueno para el personaje, porque la ves todo el tiempo y piensas en el personaje. Es como tener una mosca ahí siempre y además debes controlar porque te va a comer un poco la vibración.
-¿Es usted feliz?
-Sí, vivo en un mundo de sueño y no me gusta mucho la realidad. Cuando estoy en ella, escucho algo malo y no me gusta. No tengo nada, ni coche ni casa. Vivo de alquilado y en hoteles, y soy feliz. pero si me comprara una casa, quizás lo haría en Sevilla.
-Ha grabado un disco titulado «Siciliano» que vendió más de 500.000 copias.
-Fue un disco importante para mi familia. Nosotros cantábamos esas canciones en casa muy bajito, para no molestar a los vecinos. Y ahora, he vendido medio millón a la gente que mi abuela tenía miedo de molestar. Es maravilloso.
-¿Cómo le gustaría pasar a la historia de la ópera?
-Todo va a pasar. Hay grandes cantantes como Kraus o Pavarotti y nadie habla hoy de ellos. Se terminó, y eso será lo mismo para mí. El público es fantástico pero muy ingrato.
-¿Cual es el rasgo que define mejor su carácter?
-Soy muy tolerante y no me gusta la «vendetta». Ese el único rasgo de mi carácter que no es siciliano.
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