miércoles, 11 de noviembre de 2009

Alagna, un Cyrano de referencia

Roberto Alagna
La crítica de Gonzalo Alonso
10-11-2009

Cyrano de Bergerac” de Alfano. R. Alagna, N. Manfrino, J. de León, N. Rivenq, J. Luc Ballesta, C. Corrado, R. Rittelmann, I. Mentxaca. Coro de la A. A. del Teatro de la Maestranza y Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. M. Guidarini, dirección musical. D. Alagna, dirección de escena. Producción de la Ópera Nacional de Montpellier y D. Alagna. Teatro de la Maestranza. Sevilla, 9 de noviembre.

Franco Alfano (1876-1954) era conocido hasta hace bien poco casi exclusivamente por haber terminado la “Turandot” de Puccini. Esa quizá es su desgracia, pues fue un compositor bastante popular en su época, aunque sólo fuese por los ballets que escribió para los Folies-Bergere. En los últimos años se ha recuperado su “Cyrano de Bergerac” gracias a que el papel protagonista se acopla muy bien, aunque por motivos diferentes, a tenores como Plácido Domingo o Roberto Alagna. Ambos son de hecho quienes han resucitado una partitura que en su día le fue ofrecida al gran Mario del Monaco y que éste rechazó por considerarla “demasiado aguda” (¿?) Lo cierto es que el personaje de la novela de Rostand apenas deja el escenario y que, en nuestro tiempo, las dificultades que pudiera presentar su aguda tesitura se solventan editando nuevas partituras tono y medio más bajas y retirando las antiguas. De hecho, en España, se ha tenido ocasión de ver la obra interpretada por Domingo en Valencia y por Alagna en Sevilla. Entre un Cyrano y otro hay un tono de diferencia a favor de Alagna pero, también es verdad que artística y emocionalmente Domingo resulta superior. Por lo demás, como sucediera con el dúo final de “Turandot”, la partitura posee mayor interés en la paleta orquesta que en la vocal. La primera es rica en su combinación de Puccini, Strauss y Debussy, no en vano Alfano conoció bien París. El público se quedará solamente –y con razón- con dos momentos: el dúo bajo el balcón y la media hora final con la muerte de Cyrano.

Realmente carece de sentido resucitar la obra sin un tenor protagonista y Alagna lo es. Al margen de añorar la frescura de timbre de aquel joven que cantaba “Romeo y Julieta” de Gounod y, en general, un repertorio mucho más lírico, lo cierto es que la voz posee hoy la densidad y el poder para un papel que habitualmente se puede cantar entre el mezzoforte y el forte. De aquí que haya que aplaudir calurosamente su actual intervención con la única reserva de ser susceptible del empleo de un mayor espectro dinámico y de aquí que sus “Pescadores de perlas” de la pasada temporada dejasen bastante que desear. El trío protagonista se completó con la buena Roxane de Nathalie Manfrino, un punto más ligera de lo que demanda el papel, y un Jorge de León como Christian que posee auténtica voz de tenor spinto, hasta el punto de epatar por momentos la de Alagna. Atención porque su carrera puede ser importante.

Marco Guidarini concertó con brío, más atento al efecto que al detalle, a una orquesta menos refinada que otras veces y un coro simplemente cumplidor. David Alagna fue responsable de la producción de Montpellier, ya conocida a través del DVD, de concepto muy clásico, amplia espectacularidad y muy al gusto del público de la ocasión. El tipo de espectáculo que nunca contrataría Mortier pero que muchos desean, tal y como se evidenció en los intensa y prolongada ovación final, ya a medianoche. Un éxito claro.
Gonzalo Alonso

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