martes, 31 de marzo de 2009

ENTREVISTAS A DESSI-ARMILIATO en varias revistas españolas

Con ocasión de su presencia en Sevilla para le puesta en escena de "La Fanciulla del West " de g. Puccini tres revistas musicales de renombres realizan sendas entrevistas a la pareja Daniela Dessi-Fabio Armiliato



REVISTA RITMO
miércoles 25 marzo 2009
Pedro González Mira


"Hablar de estos dos cantantes de una tacada supone un doble ejercicio: percibimos una energía que va más allá de cada uno, una energía irradiada desde la pareja que forman dentro y fuera del escenario, pero, al mismo tiempo, un uno más uno autónomo de fuerte personalidad individual. Por separado han desarrollado ya una importante carrera, pero desde que comparten más cosas que la escena su trabajo llega al gran público acompañadode factores para algunos espurios, para otros muy vistosos… Ella ha sido la primera soprano no japonesa que ha hecho Cio-Cio San en la tierra de Cio-Cio San, y él, que, como dice en la entrevista, ha aprendido a cantar escuchando la Andrea Chénier, ha sido saludado por la crítica como uno de los más importantes Chéniers del momento. Ambos recalan ahora en Sevilla para, a partir del 20 de marzo, hacer la pareja Minnie/Dick Johnson en La fanciulla del West de Puccini, que dirigirá Pedro Halffter para una puesta en escena de Gian Carlo del Monaco.

¿Podrían hablarnos del inicio de su carrera?Qué les impulsó a estudiar Canto, qué estímulos tuvieron en su entorno familiar, cuándo empezó su amor por la música…

DANIELA DESSÌ: Mi pasión por la música lírica empezó muy pronto, cuando tenía 9 años. Mi padre me contaba siempre que fui a hablar con él y le dije que quería convertirme en una gran cantante lírica. En la familia había una tía que había estudiado canto y tenía una voz de mezzosoprano muy bonita, además de mi madre y mi abuela, quienes tenían una voz preciosa. No hicieron carrera porque decidieron no lanzarse a este mundo tan complicado y competitivo, pero toda mi familia materna tenía voces importantes y tradición en el canto. Mi abuelo paterno, que me hizo escuchar discos de Beniamino Gigli; era comandante de marina y en sus largos viajes siempre se llevaba consigo discos de este cantante. Pero lo determinante para decidirme fue mi participación como figurante en una Aida en Caracalla. Encontrarme en medio de esta producción, con grandes cantantes y actores, me hizo comprender que mi vida tenía que brindarla al canto, y por eso a los quince años empecé a estudiar.

FABIO ARMILIATO: El amor por la música es algo que es parte de mi ser desde siempre, gracias también a la educación que me dio mi familia. Mi padre ama mucho la opera, es un gran experto, y por eso desde los 3 años ya escuchaba Aida, Ballo in mascheray Andrea Chénier interpretadas por Beniamino Gigli, que siempre me ha acompañado en mi crecimiento como artista y me ha enseñado el sentido de la correcta vocalidad. Empecé a estudiar a los 18 años, cuando mi voz estaba lista para ello. Cuándo, dónde debutaron como profesionales

D.D.: La primera vez que canté en público fue cuando tenía 15 años, en un concierto en el conservatorio donde estaba estudiando. Mi debut en el teatro fue cuando tenía 18 años, concretamente en el Teatro Grande di Brescia, la ciudad donde vivo actualmente, en una ópera de Gian Francesco Malipiero. Pero el debut más importante a través del cual me conocieron los teatros fue en el Teatro dell’OperaGiocosa de Génova con La serva padrona, de Pergolesi.

F.A.: Empecé cantando en un coro porque necesitaba trabajar y ganar el dinero necesario para estudiar; después empecé con papeles pequeños como el Minatore en La Fanciulla del West en Torre del Lago, hasta que en el 84 debuté como protagonista como Gabriele Adorno de Simon Boccanegra en el Teatro dell’Opera di Génova, en una gira por la Liguria. Después, en el 86 canté La Vestale en Jesi y a partir de allí empecé mi carrera internacional.

¿Cuál ha sido la evolución de sus voces? ¿Sus definiciones vocales se produjeron desde el primer momento o ha habido cambios hasta asentarse?

D.D.: Mi voz ha pasado por varios momentos, dado que empecé a cantar muy joven. A los 15 años ya tenía una voz formada –de soprano lírica–, pero mi profesora, Carla Castellani, fue muy cauta y no permitió que hiciera barbaridades. Cantaba muchas arias da cámara y óperas barroca. Con el tiempo ha crecido mi voz así como mi seguridad técnica. He pasado por el barroco, Mozart, Rossini y también, más tarde,por Verdi y Puccini

F.A.: Mi voz ha evolucionado mucho; estudié con profesores que amaban la música barroca, así que al principio canté muchos madrigales. También canté en concursos con un repertorio no apto para mi voz, hasta que al final encontré mi verdadera vocalidad y el repertorio más adecuado. Fue difícil encontrar un profesor de canto; ha habido muchas personas que me han aconsejado y al final yo mismo me he construido mi propio camino, aprendiendo un poco de todos y, sobre todo, escuchando mucha música y muchas grabaciones. También colecciono libros acerca de canto en todos los idiomas. Siempre he hecho caso a mi intuición, y esto me ha ayudado mucho en la elección del repertorio y en mi andadura artística.

¿Podrían definir su tesitura y caracterizar su instrumento por timbre, volumen, etc?

D.D.: Ahora estoy enfrentándome con personajes lirico-spintos, y tanto la crítica como el público me consideran como tal. Yo siempre me he considerado una voz lírica llena, como la de las vocalidades de antaño, una Antonietta Stella o una Renata Tebaldi. Una voz lírica con capacidad de proyección vocal, que puede afrontar un repertorio con un tejido orquestal denso. La soprano lirico-spinto tiene buena proyección y la lírica pura puede conseguir suavidad en el fraseo: para el repertorio verdiano y pucciniano se necesitan ambas, y yo creo que tengo un poco de las dos.

F.A.: Yo prefiero definirme un músico que canta; mi musicalidad y mis estudios me han guiado en mi educación vocal. Aureliano Pertile, el gran tenor, decía que se puede entender la voz gracias a la intuición musical. Definiría mi voz como la de un tenor lírico lleno, que puedo cantar tanto el repertorio lirico-spinto como el repertorio algo más ligero. Mi adaptación se debe a mi musicalidad, es decir, el entender cómo cantar un personaje, y esto te hace la voz dúctil y maleable. Mi timbre ha sido comparado con el de Pertile, a quien admiro profundamente. Cuando se canta es importante que la voz esté libre, ya sea una voz pequeña o grande; lo que importa es que llegue al público, y esto sólo se consigue utilizando una buena técnica, algo que se aprende con el tiempo. Además, mi extensión me ha permitido poder enfrentarme a los personajes de mi repertorio tranquilamente, sabiendo que podía alcanzar con comodidad el registro agudo.

Cómo preparan un rol. ¿Lo hacen desde cero o se fijan en trabajos de colegas consagrados y “de confianza”? Cuando preparan un papel operístico ¿qué orden siguen? ¿Lo estudian primero vocalmente o lo montan dramáticamente y después lo “visten” con su voz?

D.D.: Primero leo la partitura, porque necesito entender lo que el músico ha escrito y las dinámicas musicales. Si se trata de un personaje histórico me informo acerca de él y de su contexto; también me intereso por la obra en la que se basa el libreto de la opera, ya sea novela u obra teatral. Después empiezo la parte musical acompañada de piano y voy metiéndome en la esencia del personaje, siempre a travésde mi propia personalidad artística.

F.A.: Muchos roles están en mi ADN, dado que los conozco desde siempre, así que cuando empecé a estudiarlos en realidad ya los conocía gracias a mi pasión por la ópera. Lo primero que hago cuando tengo que preparar uno es escuchar grabaciones discográficas; siempre se puede aprender del ejercicio técnico de un gran cantante que ya lo afrontó. También, si es necesario, me informo acerca del contexto histórico y de la psicología del personaje. Pero ante todo intento adecuar mi vocalidad a cada personaje: me gustaría que el público pensara que no van a escuchar a Fabio Armiliato cantando a Chénier, si no a Chénier cantado por Armiliato. Por eso me gustaba tanto Pertile, porque su voz era diferente según el personaje que interpretaba.

¿Utilizan los discos como elemento de trabajo?

D.D.: Si, escucho muchos los discos porque creo que es muy útil. Discográficamente, prefiero los discos en vivo porque son más fieles a la realidad. Además, me ayuda a hacerme la idea de la orquestación y a entender la estrategia vocal de la cantante en cuestión.

F.A.: Si, escucho muchos discos, y también DVD. De los videos de cantantes del pasado he aprendido muchísimo; busco grabaciones en vivo de cantantes como Del Monaco y Corelli, por ejemplo. A través de la visión de estos grandes artistas se aprende mucho. Para nosotros, los cantantes, escuchar a los grandes es tan importante como para un pintor conocer la historia del arte.

¿Desde cuándo cantan juntos? ¿Recuerdan la primera vez?

D.D.: La primera vez que cantamos juntos fue en Niza, en Andrea Chénier en el 2000, pero fue en otra Andrea Chénier, cuando me dieron el Premio Giordano, cuando empezó nuestra vida juntos.

F.A.: Si, la primera vez que nos encontramos fue en Japón en 1997, en un tour con el Metropolitan Opera, pero en aquella ocasión estábamos cantando dos óperas diferentes, yo cantaba Cavalleria y Daniela Pagliacci.

¿Cuál es, en su opinión, el momento que atraviesa hoy el espectáculo operístico?

D.D.: Es una situación muy difícil, sobre todo por los teatros italianos, a causa de la crisis económica. Espero que sea un momento que se pueda aprovecharpara mejorar la perspectiva del futuro operístico en Italia. La ópera no debe morir porque forma parte de nuestro patrimonio cultural, italiano y del mundo, y espero que se encuentre una manera de resolver estos problemas porque hay muchísimos jóvenes que tienen un gran entusiasmo; me doy cuenta en las masterclass que hago; los gobiernos, tanto italiano como del mundo en general, deberían cuidar el mundo de la ópera.

F.A.: Es un período de crisis económica, de grandes cambios, un momento en el cual el espectáculo operístico puede ayudar a la sociedad a realizar muchos ámbitos, a reflexionar y a soñar; así se puede descubrir algo bonito en momentos difíciles de la vida. Además, ahora hay un problema de base en el sistema: se quiere el éxito rápido y ser famoso en poco tiempo.

Pero esta carrera requiere calma, es un trabajo de fondo.¿Qué es para ustedes primero, el director musical, los cantantes o el director de escena?

D.D.: Es muy difícil decidir el orden; creo que un gran espectáculo se hace en los tres niveles: vocal, musical y estético. De todos modos, un espectáculo sin buenos cantantes no es un gran espectáculo.

F.A.: Hemos tenido las tres fases: los cantantes superstar, después los directores de escena superstar y los musicales superstar…Creo que se tiene que encontrar un momento de colaboración, también a causa de la crisis que estamos pasando, para que el público tenga más ganas de ir al teatro a ver no solamente al divo sino al espectáculo en su totalidad.

¿Qué opinión les merece las puestas en escena heterodoxas, es decir, las que desubican estéticas, épocas o contenidos en función de una recreación dramática alejada de la consignada en el libreto?

D.D.: El espectáculo lirico se puede hacer con poco, sabiendo usar muy bien las luces y la escenografía. El espectador tiene que poder gozar de un espectáculo, y no solamente pasar el tiempo de la representación pensando lo que quiere decir la puesta en escena. Las puestas en escenas modernas pueden ser interesantes pero siempre manteniendo el respeto por la música, por los cantantes y por lo que el autor escribió.

F.A.: Personalmente no aprecio muchos las puestas en escena que quitan a una ópera su entorno histórico. Creo que se puede hacer si la referencia histórica de la opera no es fundamental, pero por ejemplo Tosca, Aida, Macbeth, Otello… son operas en las cuales se tiene que respetar el libreto y la música. Se puede hacer para provocar, pero en general se puede hacer óperas modernas también respetando el período histórico sin cambiar totalmente el sentido de las mismas.

¿Con qué directores musicales han trabajado más a gusto, o se han sentido más cómodos o identificados?

D.D.: En 30 años de carrera he cantado con los más grandes, Muti, Abbado, Mehta, Gelmetti…y muchos otros. Creo que con cada uno he creado una buena química. En los años de mi crecimiento como artista canté con los más importantes y esto ha sidofundamental para mi formación. Un gran director es el que te escucha; así se puede crear una gran complicidad artística.

F.A.: He trabajado con muchos y de todos he aprendido mucho. Decir nombres es difícil: entre otros, Levine, Muti, mi hermano Marco Armiliato, Mehta, Sinopoli, Viotti, Pappano, Gatti, Palumbo…

¿Y directores de escena?

D.D.: He trabajado con casi todos los que se consideran maestros de escuela; con los grandes es difícil que se encuentren dificultades, porque entienden las necesidades del cantante. El primero fue Roberto de Simone, que me formó en el arte del recitativo.

F.A.: He tenido la suerte de poder trabajar con muchos de los más grandes y significativos, por ejemplo con Robert Carsen, con el cual he trabajado en un ciclode óperas de Puccini en Amberes. Otros han sido Graham Vick, Liliana Cavalli, etc...

En su carrera, ¿de qué función guarda cada uno por separado mejor recuerdo? ¿Y cuálcree que fue más determinante para su futuro?

D.D.: En especial dos: al principio de mi carrera con Iris de Mascagni en el Teatro dell’Opera de Roma con la dirección de escenas de Hugo de Ana y musical de Gelmetti; entre los últimos, el debut en Norma en el Teatro Comunale de Bologna, un debut que me ha llenado de emoción y felicidad. Sabía que era muy esperado y el éxito que he obtenido ha sido muy emocionante. Ha habido muchos espectáculos determinantes para mifuturo, y una de las cosas más importantes ha sido el desarrollo de mi técnica en los inicios, con el repertorio barroco y mozartiano, que me ha dado la posibilidad decantar ahora de una determinada manera, conservar la voz y entrar en el interior de la música, además de darme la base por la preparación teatral que se necesita.

F.A.: Seguramente mi debut en el Metropolitan de New York con Trovatore en el 93, porque me ha dado más confianza en mí mismo y la posibilidad de trabajar en muchos otros escenarios. También mi Andrea Chénier de Niza, porque la crítica me definiócomo “el mejor Chénier en la actualidad”, y para mí, que he crecido escuchando esta ópera, ha sido una gran satisfacción. También recuerdo con ilusión mi primer recital en solitario, en Savonlinna en 2007.

¿Preparan algún papel nuevo?

D.D: En este momento Traviata, que debutaré en diciembre, y Macbeth, para el próximo año.

F.A.: Otello, el sueño de todos los tenores. He querido esperar a tener la experiencia necesaria para enfrentarme a este personaje. Además me gustaría hacer el Romeo e Giulietta de Zandonai, pero es una ópera que no se hace muy a menudo.

¿Les gustan los discos? ¿Escuchan música de otros géneros? ¿Les interesa el jazz o el pop?

D.D.: Amo todos los tipos de música, he crecido cantando música pop italiana y extranjera. A lo me jor la clásica es una música más culta, pero cuando la música es bella, es bella, y no necesita de etiquetas.

F.A: Me gusta la música en todas sus expresiones, aunque prefiero la música clásica en general. En el pop me gustan Queen, New Trolls (grupo de Génova), Deep Purple y he crecido con las canciones de Los Beatles.

¿Creen que el DVD es un buen medio para aficionar a la gente a la ópera o, por el contrario, el sólo poder ver lo que el realizador del vídeo quiere, desvirtúa el espectáculo?

D.D.: El DVD es una forma importante para acercar las personas a la ópera, y, cuando se trata de un “live” que es muy importante, porque es muy verídico, no engaña, no hay trabajo de estudio posible posterior. Además es un modo para dar a conocer unapuesta en escena...

F.A.: Todo lo que sirva para difundir la ópera es óptimo. El DVD puede ser el futuro de la ópera, porque no es el resultado de un “editing” falso, además de tratarsede un documento histórico que queda para la posteridad. Además me gusta la idea de proyectar la ópera en cines, porque puede acercar a más público.

¿Conocen la producción de La fanciulla del West que van a cantar en el Maestranza de Sevilla? ¿Les ha dirigido alguna vez Pedro Halffter?
D.D.: Si, la cantamos en abril 2008 en Roma. Es una producción muy bonita, cinematográfica, llena de detalles. Giancarlo del Monaco siempre busca la perfecciónpara que el público tenga la sensación de ver una película de western, y el resultado me gusta mucho y es muy interesante. Nunca he cantado con Pedro Hallfter, seguro que será una buena experiencia.

F.A.: Me gusta mucho la producción de Del Monaco; la canté la primera vez en 2000 en Niza y Montpellier, y después en 2008, en Roma, donde me pasó una cosa insólita: el público pidió que repitiera el aria Ch’ella mi creda, algo que nunca había sucedido,por lo menos en tiempos recientes. La producción de Del Monaco respeta mucho la partitura, es atractiva para el público y me gusta el hecho de que recuerda al género western de Sergio Leone. No he trabajado nunca con Pedro Halffter, a quien estimo mucho porque tenemos amigos comunes. Estoy seguro de que será una colaboración muy buena.

¿Qué proyectos tienen en estos momentos?
D.D: Después de Fanciulla en Sevilla, cantaré Butterfly en Hannover, Manon en Varsovia, Aida en Verona y Traviata en Roma, entre otras.

F.A.: Entre otras, Pagliacci en Roma con dirección de Franco Zeffirelli y dirección musical del maestroGelmetti; Tosca en Mahón y en Caracalla, con ocasiónde los 20 años de mi debut en ese escenario (2 agosto 1989), que seguro será un momento de gran emoción para mí.

Muchas gracias.
Ha sido un placer hablar con ustedes.



Entrevista en AudioClásica
martes 24 marzo 2009
Raúl Sánchez


"En el mes de marzo tendremos la ocasión de ver en el Teatro de la Maestranza de Sevilla a una de las parejas de mayor éxito en nuestros días, la formada por la soprano Daniela Dessì y el tenor Fabio Armiliato. Aprovechamos la ocasión para charlar con ellos sobre la ópera que allí representarán: "La fanciulla del West".
Raúl Sánchez: ¿Por qué creen que "La fanciulla del West" es una de las óperas menosrepresentadas de Puccini?
Fabio Armiliato: Creo que el motivo es la dificultad a la hora de llevarla a escena, con muchos personajes a los que hay que vestir y que necesita unos decorados nada baratos. Por otra parte cuenta con una gran cantidad de papeles característicos que no resultan fáciles de cantar, por lo que necesitas contar con un equipo de cantantes muy bueno. Por otro lado, no muchas sopranos gustan de abordar un papel tan complicado que carece de una gran aria cerrada de lucimiento. De ahí que las grandes divas del pasado, con la excepción quizás de Renata Tebaldi o Antonietta Stella, no han interpretado este papel de Puccini con la misma frecuencia con la que sí han cantado otros más lucidos.
Daniela Dessì: No sé si La Fanciulla del West no es una de las óperas más famosas de Puccini, pero probablemente sí que es una de las obras más difíciles, que trata un argumento muy particular, el de la redención, en un contexto de western muy original, y seguramente una de sus más modernas y más difícilesmusicalmente. Ese hecho, que Fabio ha comentado, de la ausencia de arias cerradas esun ejemplo de que Puccini estaba tratando de crear obras con mayor continuidad, sin esas arias que fragmentan el discurso dramático, y tal vez ese sea el motivo por el que el público de ópera que gusta de aplaudir ese tipo de arias encuentre menos atractivo este título que otros.
R.S.: Los roles de Dick Johnson y Minnie tienen fama de ser muy difíciles. ¿Qué lesha llevado a abordar estos papeles?
F.A.: Debido probablemente a que el rol lo estrenó Caruso, mi papel tiene dos arias muy importantes, que son “Ch´ella mi creda” y “Or son sei mesi”, algo que siempre es muy atractivo a la hora de decidirse por un papel. Pero aparte del aspecto vocal, encuentro que el personaje es muy interesante: es un malo a su pesar, es un bandido por herencia, pero es un hombre culto que se ve avocado a ser un fuera de la ley contra su voluntad. Johnson no es el típico “macho” mejicano, sino un caballero, unpersonaje más profundo de lo que parece, que me gusta mucho.
D.D.: A pesar de no tener una gran aria de lucimiento, creo que el papel de Minnie requiere de una cantante que sepa leer entre líneas, que sepa matizar y no se limite a cantar fuerte toda su parte, y que pueda extraer todos los colores que el personaje posee, que es lo que encuentro más atractivo del mismo. Por otra parte, es una obra en la que hay que enfrentarse a un gran tejido orquestal, lo que te obliga a ponerte a prueba como cantante, algo que yo encuentro muy excitante.
R.S.: Existen muy pocas grabaciones de esta ópera y se da la circunstancia de quelas que más recorrido comercial han tenido en los últimos años han sido las de Plácido Domingo, tanto en vídeo como en disco. Señor Armiliato, ¿se siente cómodo conlas comparaciones que el público tiende a hacer?
F.A. Ser comparado con las grandes estrellas es siempre un honor, además de un gran estímulo, ya que te hace sentirte parte de una larga cadena. Los grandes tenores que me han precedido en este papel han dejado grabaciones, no sólo Domingo, también Mariodel Monaco o Franco Corelli, aunque desgraciadamente no tengamos una grabación de Caruso, y me hace mucha ilusión el poder formar parte de esa lista de tenores quehan cantado este rol. La posible comparación debe ser siempre un estímulo, no un obstáculo, que te lleve a dar lo mejor de ti.
R.S.: ¿Han tenido ocasión de intervenir previamente en el montaje de Giancarlodel Monaco que veremos en Sevilla?
F.A.: Sí, ésta es la tercera vez que lo haré, tras el debut en Niza y Montpellier en el año 2000, y después en Roma, y es una producción edificada desde un punto de vista cinematográfico, muy bella y que ayuda al canto gracias a quelos decorados están construidos en madera, con lo que facilitan la proyección de la voz. Es una ópera que Giancarlo adora ya que su padre fue uno de los máximos intérpretes del protagonista, y ha puesto mucho amor en sutrabajo.
D.D.: Efectivamente, el aspecto visual es lo mejor de la producción; cuando se mira desde el patio de butacas se siente uno catapultado al interior de una película como Solo ante el peligro, o como cualquier otro film de Gary Cooper o John Wayne. Además, Gaincarlo ha insistido mucho en una gestualidad muy cinematográfica, con lo que se ha conseguido un montaje realmente atractivo.
R.S.: Después de La fanciulla en Sevilla, cantarán Tosca en Mahón en junio y Turandot en el Liceo en julio. ¿Cómo ha sido su relación hasta el momento con elpúblico español?
D.D.: Soy una enamorada de España; me encanta su tradición musical y trato de cantaraquí lo más posible. Desde pequeña admiré siempre a los grandes cantantes españoles,Montserrat Caballé especialmente, que han dejado una gran imagen del canto español.En su país los méritos son siempre aplaudidos, y el público sabe reconocer la capacidad. Y también es muy importante que no exista aquí un público que vaya al teatro con un prejuicio ya creado, sino que acude a la sala a escuchar a un artista y lo juzga según su gusto y la capacidad del mismo para llegar a la audiencia. Además en sus teatros se trabaja muy a gusto, por no hablar de la cocina española...F.A.: Siempre que he cantado en España me he sentido como en casa, probablemente portratarse también de un país mediterráneo con muchísimas cosas en común con el mío.He tenido siempre el honor además de ser muy bien recibido por el público español, deser muy aplaudido, lo que me produce una enorme emoción y me estimula mucho para poder devolver ese cariño cantando aquí. El público es algo muy importante para un artista, y debo decir que el calor que transmite el español es verdaderamente especial. Curiosamente otro público del que guardo un gran recuerdo en este sentido de la calidez es el de Buenos Aires. Por otra parte, los teatros españoles gozan de una estupenda organización, tengo muchos amigos allí, y se trabaja en un clima muy constructivo, con un gran deseo de hacerlo todo bien.
R.S.: La carrera de ambos está muy relacionada con el gran repertorio dramático del siglo XIX (Verdi y Puccini). ¿Esto se debe a una elección personal? ¿Cómo consiguen mantener el equilibrio entre sus carreras individuales y su carrera como pareja?
D.D.: El repertorio que ahora interpreto ha sido una consecuencia lógica del desarrollo de mi voz. Empecé a estudiar canto con 15 años e hice mi debut muy joven, con lo que el riesgo de equivocarme a la hora de escoger un repertorio que hubiera podido dañar mi garganta ha sido enorme; por lo tanto es evidente que la carrera de uno siempre se desarrolla a tomando elecciones personales. Y estoy muy contenta de haber acertado en las mismas, ya que comencé cantando barroco, y de ahí pasé por Mozart y Rossini, y después el Romanticismo para llegar hasta mi repertorio actual. Creo que cantar primero el repertorio del belcanto ayuda después a la hora de enfrentarse al verismo, ya que te permite hacerlo de una manera más limpia y más atenta a la vocalidad.
F.A.: Nosotros nos hemos conocido cuando nuestras carreras ya tenían un desarrolloclaro, y hemos tenido la suerte de coincidir en repertorio, como en su momento sucedió con Callas y di Stefano, del Monaco y Tebaldi, Carreras y Ricciarelli o Gigli y Caniglia. En nuestro caso opino que la carrera como pareja nos ha servido para crecer individualmente como artistas, ya que hemos desarrollado una mayor confi anza y seguridad. La química particular entre nosotros nos ayuda mucho en el escenario. Y el pensar no sólo en uno mismo, sino también en el otro nos ha mejorado como cantantes."

Entrevista en Opera Actual

Marzo 2009 por Mercedes Conde Pons

"Conforman la pareja de oro de la lírica italiana y su relación con España, afortunadamente, es muy estrecha. En enero inauguraron el barcelonés Concurso de Canto Francesc Viñas, en marzo cantan La Fanciulla del West en el Maestranza de Sevilla y después de protagonizar Manon Lescaut en Varsovia, viajarán a Mahón para interpretar Tosca. Desde la Aida en la Arena de Verona, regresarán a Barcelona para unas funciones estivales de Turandot de Puccini.

ÓPERA ACTUAL: ¿Por qué cantan tanto en España?

DANIELA DESSÌ: Este país fue muy importante en los inicios de mi carrera, pero además, a Fabio y a mí nos gusta mucho cómo se vive y se trabaja en España. Los teatros españoles son muy suizos: serios, organizados... Algo que no sucede en Italia. En muchas ocasiones somos nosotros los que decantamos la balanza para poder cantar más a menudo aquí e incluso hemos pensado en trasladarnos a vivir a España...

Ó. A.: ¿Cómo ven la situación de la ópera en Italia?

FABIO ARMILIATO: Esto tiene un origen antiguo: es culpa de una falta de previsión económica, porque la ópera no ha dado nunca beneficios. Yo soy optimista y creo que la actitud que hay que tomar es la de ayudar a los teatros en lo que podamos. El problema principal radica en que en Italia se ha perdido la pasión por la ópera y el contacto con nuestra realidad histórica y las instituciones no se responsabilizan de preservarla.

Ó. A.: Estos días se encuentran en Sevilla ensayando La Fanciulla del West. Inicialmente estaba anunciada la producción de Piero Faggioni del Covent Garden, pero finalmente se hará la de Giancarlo del Monaco para la Ópera de Roma. ¿Cómo seencuentran con dicha producción?

F. A.: El montaje de Del Monaco ya lo hemos hecho en Niza y en Roma, y la verdad es que funciona muy bien.D. D.: Ambas son producciones muy bellas. La de Del Mo naco tiene la característica de ser más cinematográfica y uno tiene la sensación de estar viviendo un western.

Ó. A.: ¿Prefieren trabajar con este tipo de producciones, más realistas o clásicas, que con producciones modernas?

D. D.: A mí me gusta todo tipo de montajes siempre que sean inteligentes y musicales. Puedo abordar cualquier producción si tiene sentido y si no está hecha solamente porque el director necesita hablar de sí mismo o crear polémica.

F. A.: Yo no puedo soportar la provocación gratuita, porque no ayuda a nadie: ni al intérprete, ni a la ópera, ni menos al público. Se pueden hacer cosas modernas, y eso es bueno porque estimula la imaginación del público, pero sin caer en la pérdidadel pensamiento original del compositor.

Ó. A.: ¿Han renunciado a trabajar en alguna producción porque no se sentían cómodos con ella?D. D.: Dos o tres veces. Esto sucede sobre todo en Alemania y en Austria. Me he visto llegando a un teatro y al subir al escenario encontrarme con una producción extrañísima y pensar: “Si yo fuera el director, la habría hecho diferente”...

Ó. A.: ¿Ha pensado alguna vez en dedicarse a la dirección de escena una vez finalice su carrera?D. D.: ¡Sí! Siempre le comento a Fabio: “mira se me ha ocurrido una Madama Butterfly así o una Tosca asá”... Creo que un cantante no debería caer en los errores en los que caen aquellos directores de escena que desconocen que según que posición es incómoda para el cantante, qué nobla ayudan ni a él ni a la producción.

F. A.: Debería existir un discurso siempre fluido de colaboración entre el director de escena y el cantante, tanto de diálogo como de creación.

Ó. A.: ¿Acostumbran a planificar sus agendas profesionales para cantar el máximoposible juntos?F. A.: Siempre que se da la posibilidad decantar juntos lo hacemos, del mismo modo como, antiguamente, las compañías de ópera giraban con los mismos cantantes. De allí surgieron parejas escénicas que die ron la vuelta al mundo, como la de Mario del Monaco y Renata Te baldi. Como en el ballet, la complicidad que se crea entre dos intérpretes que habitualmente trabajan juntos y se conocen muy bien es un plus a la hora de conseguir un determinado resultado artístico, además de brindar una credibilidad interna que puede hacer asumible hasta la producción más extraña. Des de que Daniela y yo cantamos juntos hemos notado que hay gente que percibe una química especial que intentamos crear en escena y, además, nos ha aportado mucho a ambos a nivel personal, dando más entidad a nuestra individualidad.

D. D.: Al principio de estar juntos era muy divertido porque la gente se acercaba y nos decía que nuestros personajes parecían “dos personas que se quieren de verdad”. Pero no hay que olvidar que también es bueno cantar con otros compañeros, tanto para el público como para nosotros.

Ó. A.: ¿Estudian juntos?

D. D.: Tenemos dos maneras diferentes de hacerlo. Yo pri mero memorizo el papel –si es nuevo– y normalmente lo pongo en voz una vez empiezan los ensayos: allí ya trabajamos juntos. El estudio que hago en casa suele ser más memorístico; también trato de entender qué tipo de personaje estoy haciendo.

F. A.: Yo nunca me quiero perder la sorpresa que supone descubrir en escena algo diferente. Esto es algo que tenemos muy en cuenta. Pero siempre hay consultas mutuas...

Ó. A.: Volviendo a La Fanciulla, ¿cómo ven sus roles?

D. D.: Es una de las óperas más modernas de Puccini y consigue recrear cierta atmósfera de la América de esa época, igual a como lo hace con la cultura japonesa enButterfly o con la china en Turandot. El personaje de Minnie tiene un carácter especial, es una joven muy sencilla que ha vivido siempre rodeada de hombres, lo cual le genera una dureza frente a ellos y frente al amor. Pero cuando se enamora, lohace de la persona errónea, por que Dick Johnson es un bandido. Por eso existe un tema a lo largo de la ópera que es el de la redención, del perdón, a través del amor.

F. A.: Dick Johnson es un bandido a su pesar, pero no es mal vado. Tiene un aspectoromántico que combina muy bien con los personajes a lo James Stewart o Gary Cooper de los western americanos. Desde el punto de vista vocal es una ópera dura, pero agradecida... Tanto que en Roma tuve que bisar el aria, al go que creo que nadie había hecho, lo cual me llena de orgullo.

Ó. A.: Daniela Dessì también protagonizóun bis histórico no hace mucho en Florencia, cuando debió repetir el “Vissi d’arte”.¿Cómo vivió ese momento?

D. D.: Fue muy emocionante porque no se pedía el bis des de hacía 52 años. Y en esa ocasión fue Renata Tebaldi la que bisó el “Amami Alfredo” de La Traviata, así que para ellos también fue una enorme satisfacción.

Ó. A.: ¿Considera que la recuperación del bis es indicativo de una renovación delentusiasmo por la ópera?

D. D.: Pienso que el exceso de filología ha alejado al público del teatro. Yo creo que es bueno que exista un sano divismo, aspecto que crea una relación más estrechaentre los cantantes y el público, como sucedía en los años 50 y 60, cuando el públicoiba al teatro a escuchar a los cantantes. Yo tengo muy claro que todo lo que hago lo hago para mí y para el público.

F. A.: Durante los años 50 y 60 existía el divismo de los cantantes, después se pasó al de los directores de orquestas y en los últimos años sigue primando el de los directores de escena. Hay que encontrar un equilibrio y dar a cada uno su justopapel. La ópera, sin el divismo, no existe."-

La Fanciulla Revews : Musicweb



Puccini, La Fanciulla del West
Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.
Coro de la Asociación de Amigos de la Maestranza y Coro Intermezzo.
Conductor: Pedro Halffter.
Teatro de la Maestranza de Sevilla. 24 & 25. 3.2009 (JMI)
Production: Opera di Roma.
Director: Giancarlo Del Monaco.
Sets and costumes: Giancarlo Del Monaco.
Lighting: Wolfgang Von Zoubek.
Cast:Minnie: Daniela Dessì/Janice Baird.
Dick Johnson: Fabio Armiliato/Marco Berti.
Jack Rance: Silvano Carroli/Claudio Sgura.
Nick: Vicente Ombuena.
Ashby: Pavel Kudinov.
Sonora: Manel Esteve.
Trin: Jon Plazaola.
Sid: Radoslaw Wielgus.
Bello: Juan José Moreno.
Harry: Mario Alves.
Joe: Manuel De Diego.
Happy: José Manuel Díaz.
Larkens: Fernando Latorre.
Billy: Alberto Feria.
Wowkle: Giovanna Lanza.
Jake Wallace: Carlos Carzoglio.
José Castro: Eduardo Hernández.
Postillón: Víctor Sordo.


La Fanciulla del West is the least performed of Puccini operas, with the exception of his two youthful operas Le Villi and Edgar. Every opera house is, of course, aware that the two composers with the biggest box office draw are Verdi and Puccini, but La Fanciulla del West, despite its spectacular success at the premiere at the New York Metropolitan, has not equalled the popularity of the other mature works. Even La Rondine after being despised for many years, is now more successful than La Fanciulla – especially now that the star sopranos have decided to sing Magda. As an example of its lack of popularity, during the last 25 years only once has this opera been performed in Spain, and that took place in Palma de Majorca in 2005. The fact is that La Fanciulla del West is a quite different opera among Puccini’s works. It is often said that the score lacks the inspiration of his other operas, and the lack of great arias has made it seem less accessible to the public.
However, to those more familiar with opera, La Fanciulla del West offers a score full of detail and shade that you cannot find in his other works. Somehow, it seems that Debussy and his Pelleas was present in Puccini’s mind, particularly in the first two acts. There are no arias other than the famous “Ch’ella mi creda libero e lontano” of Act III and it seems to me that, from a dramatic perspective, this can be considered as somewhat artificial. Act I gives us Puccini’s most revolutionary music, with an exceptional union of music and text. Act II is a true example of music drama, whereas act III is more in line with the Italian operatic tradition.

The production by Giancarlo Del Monaco was premiered in Rome a year ago now. The stage sets are gorgeous and magnificently suited to the demands of the libretto. Mr Del Monaco also ensures that the costumes are in keeping with the period, the place and the sets. In fact, it is like watching a western movie, but on stage. Act I is a recreation of a Saloon (La Polka) from the California gold rush. Act II takes place in Minnie’s home in the mountains, showing not only the interior of the hut, but a beautiful exterior scene where a snow storm takes place, as written in the libretto. In Act III we are in the Western village, shown as a kind of phantasmagorical city. To the spectacular sets we have to add great lighting work, with spectacular moments. Del Monaco has been always an outstanding stage director and in this opera he is at his best.
Pedro Halffter, musical director of this theatre, must have seen the many musical possibilities that this opera offers to a conductor who is at his best with modern music, and La Fanciulla is truly modern. His reading was very good, from the unusual Puccini music of first act to the luminous final act. This conductor has always been at his best when he identifies with the score with which he is working and this is what happened in this case. His orchestra gave one of their best performances in a long time.
La Fanciulla herself (Minnie) was Daniela Dessì, who gave a convincing interpretation full of musicality and nuances. Her belcanto background is always present in her singing, although more debatable is her suitability to the vocal demands of the role. Her top register has become rather too dry, but her way of singing and the beauty of her middle register more than compensates for it. In the alternative cast the new Minnie was American soprano Janice Baird, better known for her Wagner and Strauss interpretations. She proved again that she is an important singing actress. She was a very convincing Minnie on stage, with a robust and secure top register while, sadly, she is becoming weak in her lower registers.
Dick Johnson (or the outlaw Ramerrez, as he is otherwise known) had two very interesting interpreters in Fabio Armiliato and Marco Berti. Both of them gave outstanding performances and it would be difficult to find two interpreters like them. Marco Berti has given the best interpretation that I have heard from him, and was superior by far to his performance of Don José in Bilbao last month. His voice offers an outstanding squillo. Armiliato shone in the role, although his top notes were not as bright as usual during the second act, but recovering fully for the big final act aria. Silvano Carroli at 70 is one of the most veteran singers around. He is a great actor, but his voice is not up to the demands of the role of Rance.
Claudio Sgura has an interesting voice, with serious problems with projection, to the point of becoming almost inaudible at the most dramatic moments. As an interpreter Carroli is far superior to his younger colleague.
There was a full house for both performances. At the final curtain Dessi, Baird, Berti and Armiliato were loudly cheered. Pedro Halffter, the Orchestra and Chorus also received a very warm reception.
José M Irurzun

El Maestranza termina la implantación de la maquinaria escénica


El Correo de Andalucía

29-03-2009



Las seis funciones de La fanciulla del West de Puccini, aclamadas por crítica y público, han traído al Teatro de la Maestranza no sólo uno de los más grandes éxitos artísticos de sus 15 años de historia, sino la confirmación de todo un hito técnico que, aunque invisible para el público, resulta decisivo.

El estreno de esta ópera ha supuesto la plena entrada en funcionamiento de todas las potencialidades de la nueva maquinaria escénica. El complejo proceso de ampliación y reforma interna que el teatro iniciara en el verano de 2005 ha culminado con la entrada en funcionamiento del sistema de plataformas horizontales deslizantes que permite al equipo técnico del teatro afrontar los cambios de escenografía rápida y mecánicamente.

El sistema de plataformas, gestionado por el software Fígaro Linux, se puede controlar fácilmente desde tres puntos distintos para mayor funcionalidad. El mecanismo es parecido a un enorme puzzle dividido en tres secciones que desliza las escenografías desde los laterales hacia el centro y, desde éste, frontalmente hasta el escenario de unos 800 m2.

Así, cuatro carras desplazan los decorados a través de un delicado sistema de piñones que, en su encaje, sólo acepta un margen de error de 2 milímetros. La delicadeza de la operación de avance de los decorados estriba en el hecho de que en la obra de Puccini se han desplazado, sólo en el primer acto, 50.000 kilos de peso.

Gracias a esta inversión, la actual chácena, que tras la reforma ha triplicado su espacio se ha convertido en la más grande, en horizontalidad, de cualquier teatro de ópera de España. Su inmensidad promete grandes efectos escénicos en profundidad y perspectiva. Además, este nuevo sistema permite el montaje simultáneo de dos óperas.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Los más fieles de la lírica




El Correo de Andalucía
Ismael G. Cabral
25-03-09


Siempre hay algo que hacer en la sede de la Asociación Sevillana Amigos de la Ópera. Su nuevo presidente, el arquitecto Florentino del Valle se ha propuesto, por medio de un detallado programa, conseguir que la modesta organización ayude a continuar extendiendo la pasión por la lírica.

Cuando a mediados de los 80 el Teatro de la Maestranza era todavía un proyecto acariciado por la Expo’92 y contemplado por parte de algunos políticos con no pocos ojos críticos en una ciudad inspiradora de óperas pero sin tradición de representarlas, nadie imaginaba entonces las inmensas colas que generaría el coliseo años después, el creciente número de títulos que iban a ofrecerse y hasta el nacimiento de una asociación que velara por la difusión del género.

En 1990 surge la Asociación Sevillana Amigos de la Ópera (ASAO) y Florentino del Valle, hoy, es su reciente nuevo presidente. Con 540 socios y una modesta cuenta bancaria, el máximo responsable de la organización tiene tres objetivos claros: “Conseguir hacernos más visibles en la ciudad, potenciar el contacto con las instituciones e iniciar colaboraciones con los colegios para adentrar a los niños en el mundo de la ópera”, afirma. Luego, en la carpeta de las ilusiones hay otras metas, como “convencer al Ayuntamiento para que recupere el festival popular de ópera que durante varios veranos se hizo en el Palenque”. Ésta y otras iniciativas, son para Del Valle, un síntoma claro de que “ni la ASAO es elitista ni tampoco lo es la ópera, el espectáculo más completo que se puede ver”, según cuenta este entusiasta de un género que, asegura, no tiene competencia con ningún otro.

Otro caballo de batalla es la gente joven. Las plateas se avejentan y la cacareada renovación del público todavía no se percibe con claridad. “Si la juventud no va a la ópera es porque no está acostumbrada a escucharla pero no por los precios ya que un concierto de pop o un partido de fútbol puede tener entradas mucho más cara que una Traviata”, afirma. Sin embargo, tampoco ve en ello motivos para el pesimismo, “cada espectáculo tiene su público, en el siglo XIX lo que veía la gente era ópera al no haber ni cine ni mucho menos televisión”.

Al contrario que ocurre, por ejemplo, con los Amigos Bilbaínos de la Ópera, que programan la temporada lírica, el Maestranza decide sus contenidos de forma unilateral. “Tenemos buena sintonía con ellos, estamos muy contentos con la heterogénea programación del director artístico, Pedro Halffter, y aunque no nos consulten, nosotros opinamos y estamos seguros de que algo queda”, concluye.

En este enlace puede visitar la página web de la ASAO.

martes, 24 de marzo de 2009

La Fanciulla según Fernando López Vargas-Machuca


En este enlace puedes leer las impresiones del Jerezano Fernando López Vargas-Machuca en su Blog "Ya nos queda un día menos" bajo el título "La Fanciulla en Sevilla: de lo mejor del Maestranza".

La música de Manuel García volverá al Maestranza en 2010


El teatro programará 'L'isola disabitata', que estrenará en el Teatro Arriaga de Bilbao
A. Moreno Mengíbar
Diario de Sevilla
24-03.09


El Teatro de la Maestranza tiene previsto volver a programar música del sevillano Manuel García (1775-1832) para la próxima temporada.
Tras las recuperaciones de las óperas Don Chisciotte y La Mort du Tasse (cuya obertura se situará en los atriles de la Sinfónica en junio con la dirección de Pedro Halffter), la recuperación de la música del mejor compositor operístico hispalense se volverá a escuchar en su ciudad.
En este caso se trata de la ópera L'isola disabitata (La isla desierta), posiblemente la última composición del sevillano. Se trata de una ópera de cámara concebida en 1831 para cuatro voces (soprano, mezzosoprano, tenor y barítono) y acompañamiento de piano sobre un texto de Pietro Metastasio, estrenada en Aranjuez el 31 de Mayo de 1753.

En el segundo semestre de 2010 se podrá escuchar y ver en Sevilla tras su estreno mundial en el Teatro Arriaga de Bilbao a finales de febrero del mismo año. Con dirección escénica de Emilio Sagi y musical al piano de Rubén Fernández Aguirre, el público sevillano podrá conocer esta interesante música.
En este enlace puedes ampliar información sobre esta ópera.

Habría muerto si no hubieras vuelto




Ambientada en el Lejano Oeste, 'La fanciulla del West' es la ópera de madurez de Puccini
menos representada y un anticipo simplificado de la película 'Johnny Guitar'

Andrés Moreno Mengíbar
Diario de Sevilla
14.03.2009


Está siendo la presente temporada del Teatro de la Maestranza pródiga en estrenos en la ciudad, pues salvo el caso de Tancredi, todos los títulos escenificados programados suben por primera vez a unas tablas sevillanas, lo que siempre es de agradecer en tiempos en que los teatros se muestran poco proclives a salirse del repertorio más trillado. Con el caso que aquí nos trae se cubre una de las carencias puccinianas más evidentes, pues junto con La rondine, se trata de la ópera de madurez de Giacomo Puccini menos representada.


La génesis de esta ópera debe ser relacionada con la crisis creativa en la que Puccini cae tras el inicial fiasco de Madama Butterfly en 1904. Tras ganarse el cetro de la ópera italiana con La Bohème y Tosca y a pesar del éxito de la versión renovada de Madama Butterfly, Puccini se plantea la necesidad de un cambio de rumbo, de una búsqueda de un lenguaje musical y dramático que no repitiese las mismas fórmulas. Puccini, a pesar de la mala imagen que entre los melómanos snobs tiene de compositor simplón, era una persona mucho más atenta a la creación musical contemporánea de lo que se cree. Llevado por su afán de superación siempre estaba al tanto de las últimas partituras de las que poder extraer lecciones que incorporar a su música. Así, mientras se lanza a la búsqueda de un nuevo libreto a partir de 1905, estudia a fondo Pelléas y Elektra, composiciones cuya huella no es difícil encontrar en La fanciulla. Todo el tejido orquestal denso y con fuertes contrastes tímbricos (maderas a cuatro, por ejemplo) proceden de Debussy y de Strauss. Tal grado de detallismo en la instrumentación y tal grado de sabiduría tímbrica ofrece esta ópera que el propio Alban Berg la ponía de ejemplo en sus clases.


Una de las cuestiones que más atrae la atención en este título es su ambientación en el Lejano Oeste. No era de extrañar que Puccini, siempre a la caza de tramas argumentales bien contrastadas y llenas de escenas de efecto, viese en la pieza teatral de David Belasco The Girl of the Golden West un buen cimiento sobre el que erigir su nueva ópera. Tampoco fue ajena a la elección la vinculación de la ópera con los Estados Unidos, pues el origen de la composición hay que situarlo en un encargo por parte del Metropolitan de Nueva York. Ambientado en la California de 1848, en los inicios de la Fiebre del Oro, el argumento presenta un clásico triángulo amoroso que reproduce en buena medida el de Tosca: lo que allí era Scarpia-Floria-Mario, aquí es Rance-Minnie-Johnson. Pero todo como en clave naif. No esperemos encontrar la finura psicológica de los personajes de Tosca, porque en La fanciulla todo aparece pasado por el tamiz de la simplificación y de la ingenuidad: un celoso y posesivo sheriff que es capaz de guardar su palabra aun a costa de perder al objeto de su deseo y de dejar escapar a su rival; un bandido a su pesar y, sobre todo, una cantinera dura, hecha a tratar con mineros, que es para ellos la hermana o la madre lejana, pero que también es capaz de desenfundar su revólver para librar de la horca a quien la ha engañado pero a quien ama. Es como el envés simplificado de la Vienna de Johnny Guitar: a las inolvidables miradas de Joan Crawford a Sterling Hayden sólo les faltaría la banda sonora de los dúos de amor entre Minnie y Dick para una perfecta correlación. Sólo que Puccini estrenó esta música en 1910, cuando el cine sonoro era aún un sueño.

lunes, 23 de marzo de 2009



Fiesta idílica con música y flores
El Parque de María Luisa celebró la entrada de la primavera
con un concierto, un mercado y otros actos
Diario de Sevilla
B. F.
23-03-09


Un día soleado como el de ayer no invitaba a quedarse en casa y sí a pasear, hacer deporte, leer o simplemente sentarse a tomar el sol. Esto lo sabían bien los visitantes que acudieron al Parque de María Luisa, aunque la mayoría se sorprendieron al encontrarse las actividades preparadas con motivo de la entrada de la primavera, tanto el mercado de flores como las representaciones teatrales y musicales."No se le ha dado mucha publicidad", apuntaba el dueño de Flores Ricardo, tienda de Alcosa que ayer contaba con un puesto en la avenida Rodríguez Caso, frente a la Plaza de España, junto a una decena más de expositores.
"La gente no sabía nada y sólo han venido los habituales del parque", señalaba este florista, convencido de que "si se diera más bola sí serviría para realzar la imagen del parque". El dueño del puesto añadió que no había sido un buen día de ventas y que habían tenido más éxito los globos, usados como "gancho" hacia los otros productos, tanto las flores y macetas como los centros, cestas para bebé y velas traídas como representación de lo que está en su tienda.
Al ser la primera vez que se organizaba algo así, los floristas desconocían la respuesta que daría el público, aunque algunos tuvieron más éxito con esta iniciativa que el dueño de Flores Ricardo. "Hemos vendido de todo y mucha gente se ha acercado a preguntar", comentaba Reyes, una de las dueñas de la Floristería Isabel, que ya esperaba que esta actividad se repita pronto. "No sabíamos qué traer y las macetas eran más prácticas, pero lo mejor es tener cosas originales y graciosas", añadía la encargada del puesto, en el cual el éxito de ventas lo habían deparado unos conejitos que hacían la función de macetas para las plantas.
Lo otros puestos instalados a lo largo de la amplia avenida del parque contaban también con una amplia oferta de flores, tanto en ramo como en macetas de diferentes tamaños, así como diversos arreglos florales. Tal vez los más visitados fueron los colocados junto a la Glorieta de los Lotos, donde desde el mediodía se celebraron las representaciones teatral y musical, aunque quienes tampoco pararon durante toda la mañana fueron los miembros de la Escuela Andaluza de Arte Floral, quienes desde Bollullos llegaban al Parque de María Luisa para desarrollar un taller de prendidos florales."Hemos hecho además ramilletes y pulseras y alguno se ha asustado porque no le cobrábamos", explicaba Fátima, coordinadora de la Escuela, quien junto a sus compañeros realizaba los adornos florales frente al público congregado, invitando a los niños y a los mayores a practicar con ellos.
"Es una iniciativa bonita que sirve para acercar a la gente a la floristería en un entorno magnífico como es este parque", señalaba Ramón, quien apuntaba que se habían quedado sin material para los prendidos florales.Expresiones como "¡Qué cosa más chula!" se oían en las cercanías de este puesto, que gozaba de la curiosidad de los paseantes tanto como las bicicletas y boogies de alquiler.
Pero tal vez lo que despertó más expectación fue el concierto ofrecido por la Orquesta Barroca del Conservatorio Superior de Música de Sevilla, que sucedió a la Proclamación de la Primavera, protagonizada por el barítono Carlos Álvarez, que no cantó pero leyó un discurso de bienvenida a esta estación especial, "una sorpresa cuando llega".
Previamente se celebró, también junto a la Glorieta de los Lotos, un espectáculo teatral en el que la compañía Titirimundi representó piezas clásicas de Homero, como La Odisea, para lo que contó con la participación y la diversión del público asistente.
A continuación fue el turno de Carlos Álvarez y luego fueron los músicos quienes llenaron el ambiente de inspiración y sones clásicos con obras inmortales como el Canon, de Pachelbel, o la Primavera, perteneciente a Las cuatro estaciones, de Vivaldi. Esta pieza cerró los actos del día, a los que acudió el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, además de otros concejales del Ayuntamiento hispalense.

23 Marzo 09
Gonzalo ALONSO


«La Fanciulla del West» Puccini.
Orquesta Sinfónica de Sevilla y Coro de la A.A. del Teatro.
Director escénico: G.del Monaco.
Dirección musical: P. Halffter.
Producción de la Ópera de Roma.
T. de la Maestranza.
Sevilla, 20 y 21-III-2009.


Una crítica de ópera no debería empezar por la escena salvo en circunstancias excepcionales, y ésta lo es. La Maestranza ha importado una de las tres producciones de «La Fanciulla del West» de Giancarlo del Monaco que están en el mercado y que responden a un mismo concepto realista. El texto de la ópera no permite otra cosa y lo importante es darle vida. La derrocha, con una acción global y un detallismo casi más cinematográfico que teatral y hasta consigue compensar los dos puntos débiles que impiden a esta partitura un favor del público parejo a otras del mismo autor.

El primer acto, una presentación de situación y personajes, se alarga en exceso y el final resulta poco creíble -Minnie debía morir como casi todas las heroínas puccinianas- y hace decaer la tensión. La soberbia dirección de intérpretes casi lo obvia. Los contundentes y adecuados decorados, así como la cuidadísima iluminación -¡que preciosidad el final del primer acto!- completan la que es una de las producciones escenográficas más redondas de las vistas en los últimos años en España. Una de las que han hecho historia. Punto de inflexión «Fanciulla» representa un corte en la obra de Puccini, que deseó y consiguió jugar a la modernidad asimilando las corrientes de la época.

Hay también en ella gérmenes de «Turandot» -coros de primer y tercer acto- así como herencias de «Butterfly». Su colorido orquestal es quizá el más sobresaliente de su catálogo.

El segundo acto nos trae al mejor Puccini, igualando o superando el de «Tosca». Su sinfonismo es tal que el célebre Mitropoulus lo llegó a ofrecer en concierto sin cantantes. Hay tanto sobre el escenario que lo ideal para un director es dirigir de memoria, sin partitura, como en el segundo acto de «La Bohème».

Pedro Halffter, que se apunta un gran tanto como director artístico, debuta en la partitura más difícil de Puccini con un trabajo voluntarioso y meritorio que llega a alcanzar un nivel de primera en el acto citado. Es tal la gradación de tensiones y la compenetración entre escenario y foso, que las últimas notas ponen la carne de gallina.

El teatro presenta dos repartos contrastados en el trío protagonista y unos sólidos comprimiros. El barítono Claudio Sgura aporta profesionalidad, mientras que Silvano Carroli, con su veteranía y cascado vozarrón compone un Rance realmente indeseable.

Marco Berti, debutante en el papel de Johnson, admira por la brillantez de su registro agudo. La interpretación de Fabio Armiliato justifica el motivo por el que esta ópera, estrenada por Caruso, se programe pensando en el tenor aunque lleve nombre femenino. Totalmente convincente en la escena, muy musical, con agudos bien colocados como el «si» del primer acto y con los registros central y grave que exige el personaje.

Janice Baird, aceptable actriz, sobresale por sus wagnerianos agudos, algunos muy bien proyectados. Mucho más en estilo se halla Daniela Desi. Cuando ella canta se escuchan a todas las heroínas puccinianas y su fraseo, de artista con clase, contagia al foso, que también suena más genuinamente pucciniano, casi hasta con rubatos.

Uno de los mayores éxitos de los últimos tiempos en la Maestranza que, tal y como había programado Antonio Moral, debería trasladarse al Real. Madrid, en el centenario de la partitura y tras más de veinticinco años de olvido, ha de ver una de las «Fanciullas» de Del Monaco.

Mortier tiene la palabra y resultaría un error no respetar esta vez lo proyectado.

domingo, 22 de marzo de 2009




LA FANCIULLA DEL WEST

Final de la ópera

10-04-08

Opera de Roma



LA CRÍTICA DE XAVISUESCUN EN SU BLOG: BOCCANEGRA


CRÍTICAS DE LA FANCIULLA DEL WEST

22-03-09
Juan José Roldán

Mucho se ha hablado de la influencia que en esta producción que se estrenó el pasado viernes en Sevilla ha ejercido el cine. Sin embargo, no hay casi nada en este formidable montaje de la Ópera de Roma que no se encuentre en el libreto original, lo que teniendo en cuenta su estreno en 1910 hace pensar que es al cine al que más tarde se le presentó muy clara la iconografía del género. Se ha hablado también de su música como espléndida banda sonora, si bien aún debían pasar más de veinte años para encontrar ejemplos parecidos en los trabajos que Max Steiner compondría para las primeras cintas del oeste.
Claro que Halffter sí ha entendido e interpretado la partitura potenciando su función de subrayado dramático. Suyo es en gran parte el mérito de haber puesto en escena el que es sin duda uno de los espectáculos operísticos más fascinantes y redondos que recordamos en nuestro coliseo sevillano.
Nos consta que ni en Roma ni en el mismísimo Met los resultados llegaron a ser tan sobresalientes como los disfrutados en esta ocasión, de la mano de una orquesta en estado puro de gracia. La dirección de Halffter, rica y precisa en vuelo lírico y sentido épico, conjuga perfectamente todos los elementos que Puccini puso en juego en este título eminentemente sinfónico, cuyas asombrosas melodías recaen más sobre la orquesta que en las voces. La capacidad del director para subrayar emociones y hasta estremecer le colocan en el lugar más alto a nivel musical de esta espléndida producción. La nitidez, la capacidad para el detalle, la voluptuosidad y el intimismo exhibidos en el foso sitúan la experiencia de disfrutar de este espectáculo en el terreno de lo místico.
A buen seguro que ni Puccini ni sus libretistas hubieran imaginado una puesta en escena tan lograda, brillante y fiel a sus propuestas. Del Monaco funde perfectamente el espíritu empresarial con la ambición artística, como antaño, pero aprovechando las posibilidades del teatro moderno en factores como la iluminación, la profundidad de campo o los efectos visuales. Un trabajo que ha de emocionar con temas como la generosidad, el perdón o la redención ha de convencer con una buena dirección de actores, y la suya es excepcional hasta en los personajes secundarios y el coro, creando un espectáculo dramático de primerísima categoría. El mismo espíritu empresarial y artístico al que aludía Betty Hutton, una suerte de Minnie en La reina del Oeste, cuando cantaba There's no business like show business.
Al cierre de esta edición a buen seguro que estarán triunfando sobre el escenario las espléndidas voces del matrimonio Daniela Dessi y Fabio Armiliato –segundo reparto–, auténticos divos muy familiarizados con esta ópera, cuyo estreno romano hace un año ellos mismos protagonizaron.
En el primer reparto, sin embargo, Janice Baird exhibió una voz puntualmente temblorosa, con cuadros espasmódicos que impidieron apreciar en ocasiones su calidad armónica, una zona centro pobre y escasa proyección en los graves aunque sobrada en los agudos.
Por su parte, Berti mantuvo cierta rigidez de modulación y fraseo, también unos graves complicados y dificultad para encontrar el tono y la afinación precisa. A pesar de todo ambos demostraron poseer unas hermosas voces.
Claudio Sgura construyó su personaje con sobriedad, amplia capacidad dramática y una voz homogénea, precisa y de gran proyección, que entonó con enorme sensibilidad y buen gusto.
El resto del elenco, vocal y dramáticamente impecables, y el coro magistral. Una ciudad como Sevilla no debe perder la oportunidad de llenar cada una de las seis funciones de este extraordinario espectáculo.


Feliz cumpleaños para la fanciulla
Domingo, 22-03-09
ABC de Sevilla
CARLOS TARÍN
«La fanciulla del West» de Puccini. Intérpretes_Janice Baird, Marco Berti, Claudio Sgura, Vicente Ombuena, Manuel Esteve, Manuel de Diego, Fernando Latorre, Alberto Feria. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Coro de la A. A. del Teatro de la Maestranza (Dir.: Julio Gergely). Dirección de escena, escenografía y vestuario: Giancarlo del Monaco. Iluminación: Wolfgang W. Zoubek. Dirección musical: Pedro Halffter. Producción: Ópera de Roma.

Lugar Teatro de la Maestranza. 20/03/2009.


No es frecuente oír esta ópera en los escenarios europeos con la misma frecuencia que en los americanos. Por eso, cuando se hace debe acompañarse de una producción tan espléndida como la que hemos disfrutado. Gran parte del mérito es de la contumaz dirección escénica de Giancarlo del Monaco. Conoce perfectamente -y de nacimiento- el mundo de la ópera, así que está inmunizado contra las sandeces con las que tantos llamados directores de escena nos trufan cuando se acercan a la ópera, basados en los principios de poca iluminación, alguna escena de sexo que «escandalice» a la audiencia y situar la acción en otra época, a ser posible de forma minimalista.

Del Monaco ha optado por dejar la época en su sitio, entre otras cosas porque el Oeste americano es ya de por sí suficientemente exótico y de estética muy marcada como para evitarlo. Los espléndidos y realistas decorados nos ayudan a situarnos en esta tenue trama, y el minucioso, imaginativo, profundo y dinámico trabajo de movimiento escénico nos embute por completo en el drama.

En lo vocal la cosa fue más variable.
Por un lado, la Baird nos decepcionó con respecto a actuaciones anteriores, bien porque su voz ya no es lo que era, bien porque su tesitura no era la adecuada al rol. Lo cierto es que algunas notas agudas costaron, pero sobre todo la forma de abordar el registro más grave la obligaron a engolar, lo que unido a los constantes saltos a que se ve sometida su melodía le suponía continuos cambios de color.

Sgura dio vida a un sheriff cuya coloración fue uniforme, acaso en exceso, y quizá con la voz echada un tanto para atrás, lo que le hacía perder emisión y volumen.
Al contrario que ambos nos resultó Marco Berti, un tenor de registro muy asentado, especialmente en el portentoso agudo, cercano a ese viso heroico que el personaje redimido conlleva, y en el que suele moverse su personaje.

Y luego un buen elenco de comprimarios españoles, muy conocidos de todos los aficionados, con un excelente Vicente Ombuena o un estupendo Manuel Esteve, entre otros.

El coro masculino estuvo francamente bien, empastado, seguro, lo que aparte de alegrarnos en lo personal, supone un mérito, porque su trabajo no es fácil, y menos en el «perpetuum mobile» a que Del Monaco los somete.

En el foso las cosas fueron igualmente bien, pues Puccini está en la órbita del maestro madrileño, y a la habitual docilidad de la cuerda aquí se añadía la contundencia del metal, en especial en el tercer acto, lo que ofreció los suficientes contrastes. La madera, aunque ajustada y bien afinada, podía haber sonado más redondeada. Verdaderamente fue un final feliz para esta ópera, que el año próximo cumplirá 100 años.




El Teatro Maestranza de Sevilla estrenó anoche "La fanciulla del West", ópera de Giacomo Puccini que contó con una espectacular puesta en escena de Giancarlo Del Monaco que cautivó a los espectadores desde el primer momento, y que supuso también un triunfo para el director musical Pedro Halffter y los cantantes Marco Berti, Janice Baird y Claudio Sgura.

No es tarea fácil desarrollar convincentemente la dramaturgia de la ópera menos representada de Puccini (en España se vio "La fanciulla del West" por última vez en 1984 en el Liceo), cuya acción transcurre en el Oeste, concretamente en la California de 1848, en plena fiebre del oro.
El director de escena, escenógrafo y figurinista de esta producción procedente de la Ópera de Roma, Giancarlo Del Monaco, ha desplegado toda su fantasía y su capacidad creativa para trasladar a los espectadores a un western hollywoodiense que es escrupulosamente respetuoso con la partitura.

Los movimientos actorales son muy cinematográficos y la atmósfera plasmada en el escenario es "de película": partidas de póquer en la taberna que acaban en pelea, con rotura de botella incluida sobre la cabeza de algún vaquero; espectacular entrada de Minnie en al taberna; caballos; la diligencia; carteles que rezan "Wanted"; una preciosa tormenta de nieve que cae sobre la cabaña mientras tiene lugar la escena de amor de los protagonistas? o la aparición Minnie, rifle en mano, para liberar a su amado de la horca.

La soprano estadounidense Janice Baird delineó una Minnie sicológicamente valiente ante las adversidades y sensible ante el amor, y vocalmente muy adecuada a la tesitura que exige el personaje, con especial firmeza en la zona aguda. La artista ya había triunfado anteriormente en el Maestranza con "Elektra" y "La valquiria".

El tenor Marco Berti, en el papel de Dick Johnson, emocionó gratamente al público y recibió una gran ovación y bravos en los saludos finales de la representación. Evidenció potencia vocal en los momentos de mayor dramatismo y densidad orquestal, y sacó a relucir su belleza tímbrica y expresividad en la famosa aria 'Ch'ella mi creda'.

Éxito también del barítono Claudio Sgura, en el papel del sheriff Jack Rance, y del resto del reparto que, aunque en cometidos muy breves, fueron en general buenos actores y cantantes: Vicente Ombuena, Pavel Kudinov, Manel Esteve, Jon Plazaola, Radoslaw Wielgus, Manuel de Diego y Giovanna Lanza.

En el foso, al frente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, triunfó Pedro Halffter, que fue ovacionado en los saludos finales. El director madrileño supo estar a la altura de una de las partituras más complejas de Puccini e imprimió ciertos aires straussianos en la ejecución de las dinámicas.

Estas representaciones de "La fanciulla del West" cuentan con un doble reparto en el que se alternan las sopranos Daniela Dessì (días 21, 24 y 26) y Janice Baird (días 23 y 25) en el papel de Minnie y los tenores Fabio Armiliato (días 21, 24 y 26) y Marco Berti (días 23 y 25) en el rol de Dick Johnson.




Pasión y teatralidad en la voz
Andrés Moreno Mengíbar
Diario de Sevilla
22.03.2009
Cast B
Daliela Dessi
Fabio Armiliato
Silvano Carroli

Como suele ser habitual una vez pasada la tensión de la primera noche, las cosas rodaron por mejores caminos aún en la segunda velada de La fanciulla del West. Si antes de anoche pudo notarse algún momento en que el sonido orquestal tapaba a alguna voz (aunque ello fuese achacable más la debilidad de esa voz que a una falta de control dinámico por parte de la batuta), ayer el equilibrio entre foso y escena fue prácticamente perfecto.

La dirección de Halffter, por añadidura, incidió de forma aún más dramática sobre los pasajes de mayor intensidad, como el magnífico crescendo previo a la partida de cartas del segundo acto o la delicadeza del cierre del primero.

Con todo, el mayor interés de la velada residía en volver a escuchar y ver a la pareja Dessì-Armiliato tras el maravilloso recuerdo de su Manon Lescaut de hace años. Y a fe mía que no desmerecieron la espera. No creo que sea exagerar la nota de los caracteres nacionales si digo que para dotar a las heroínas puccinianas de toda su carga dramática y sonora son necesarias voces italianas.

Daniela Dessì representa en sí misma todo lo mejor de la escuela italiana de canto, pues la emisión es siempre firme y homogénea, la voz está siempre fuera, sin nota de engolamiento ni entubamiento, desplegándose con amplitud por el espacio a todo lo largo del diapasón. A unos agudos incisivos pero siempre bellos se une una zona grave bien apoyada y cubierta. Y con esa materia prima y esa técnica intachable aborda la interpretación desde la pasión expresiva, con un fraseo siempre matizado en el que sobresale la manera de alargar las frases, de ligar los sonidos en amplios arcos sonoros posibles gracias a un fantástico fiato. En los dos dúos estuvo en gran artista a la antigua.

Como un poco a la antigua, valiente en la emisión y arrojado en la expresión estuvo también Armiliato, con su manera tradicional de girar la voz en la zona de paso, apoyándose en un ligero portamento para colocar los agudos con amplitud y penetración. No es un simple tenor trompetero, sino que sabe apianar y cantar con delicadeza a plena voz, sin cambios de color. Y se mueve con soltura escénica complementando la teatralidad innata de su canto, haciendo uno de voz y cuerpo.

Todo lo contrario por desgracia (porque es la nota discordante de la noche) que Silvano Carroli. Una ruina vocal en toda regla, con la voz sin apoyo alguno, fea y berreante y que se saltó la mayoría de sus indicaciones escénicas.






Diario de Sevilla
Andrés Moreno Mengíbar
21-03-09
Cast A
Janice Baird
Marco Berti
Claudio Sgura

Noche grande con el mayor de los espectáculos cuando se recurre a elementos de asegurada fiabilidad. En mi opinión, se trata de la mejor producción escénica de los últimos cinco años del Maestranza, una producción que demuestra que no hay que recurrir a genialidades de pacotilla ni a enrevesadas interpretaciones para que una ópera adquiera toda la dramaticidad posible ni para que el público se mantenga atento y abstraído por la ilusión teatral.

Claro que se trata de Giancarlo del Monaco, para mí el mejor director de escena operístico de la actualidad. Su concepción, como todas las suyas que en este teatro hemos visto, parte siempre de la música, de sus pulsos y ritmos, de sus necesidades y exigencias. La dirección de actores es detallista hasta el infinito y la concepción plástica va siempre acompasada al discurso sonoro, a favor de él y no en contra o al margen, como suele ocurrir tantas veces. Valgan una serie de detalles para avalar la meticulosidad del juego espacial, como la pelea de los mineros en el primer acto, que sin dejar de ser eso, una pelea, parece una danza totalmente machihembrada con el ritmo incisivo que procede del foso, para abrirse como en un resplandor con la llegada de Minnie; o la entrada de la luz de luna al final de ese acto; o el juego de asociaciones de personajes en la turbamulta del tercer acto. La escenografía es realista (cosa rara hoy día), de fuerte impacto visual y sólida corporeidad y en ella sobresale el juego de dobles planos en el segundo acto (interior y exterior de la cabaña) o las perspectivas fugadas de los edificios en el tercero. Y todo ello se beneficia de una muy poética iluminación llena de matices y gradaciones.

Pedro Halffter ha firmado su mejor dirección de ópera en Sevilla con un título que, precisamente, hace de la orquesta el personaje principal. Sin llegar a tapar a las voces, moldeó un sonido brillante, denso y muy matizado, con gran sentido dramático. Destacaría la ampulosidad sonora del final o la incisividad en los acentos de toda la escena final del segundo acto, con esos clarinetes afilados como cuchillos y, en general, toda una orquesta sonando a un muy alto nivel.

Una pena lo de Janice Baird. Guardábamos un muy grato recuerdo de sus interpretaciones sevillanas (Valquiria y Elektra) de años atrás, pero en la actualidad su voz es una sombra de lo que era. El registro medio y grave está descolocado, sin apoyo, suena hueco, feo, tembloroso y poco. Salvo en la escena de la partida de cartas, donde estuvo mucho mejor, las notas superiores sonaron metálicas y chillonas, con cierta vacilación en la afinación.

Marco Berti demostró las razones de su prestigio, fundamentalmente lo espectacular de su registro superior, un auténtico cañón cuando canta en forte. Otra cosa es cuando apiana o el segmento central y grave, en este caso de menor calidad tímbrica con alguna media voz poco ortodoxa.

Sgura fue un Rance impactante gracias a su capacidad dramática y a una voz grande, potente, muy homogénea y de timbre muy grato.

Además de un coro masculino al que felicitamos, cabría destacar nombres como los de Plazaola, De Diego, Esteve o Latorre entre los mejores secundarios.