lunes, 19 de octubre de 2009

Pasión por Richard Strauss, desde Oviedo hasta Sevilla

'La mujer silenciosa', con libreto de Zweig, abre la temporada del Maestranza

El País. J. A. VELA DEL CAMPO - Sevilla - 18/10/2009

Ensayo de 'La mujer silenciosa'

La presencia de óperas de Richard Strauss es cada vez más frecuente en los teatros españoles. Oviedo ha abierto su actual temporada lírica con Ariadne auf Naxos mientras Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria se han repartido en las últimas semanas Salomé.

      El acontecimiento ha estado, no obstante, en Sevilla pues, por primera vez en España, se ha representado en el teatro de la Maestranza Die schweigsame Frau (La mujer silenciosa), la única ópera del compositor alemán con libreto de Stefan Zweig. Es además un título en clave de comedia, idealizado en la memoria del aficionado musical a través de las grabaciones discográficas, y en particular de la del Festival de Salzburgo de 1959, con un reparto encabezado por Güden, Wunderlich, Hotter y Prey, con la Filarmónica de Viena dirigida por Karl Böhm.

      Richard Strauss ha sido uno de los compositores líricos que más cuidado ha puesto en la elección de sus libretistas. El poeta Hugo von Hoffmansthal, por ejemplo, ha escrito media docena de sus óperas, entre las que se encuentran Electra o El caballero de la rosa. La colaboración con Zweig fue especialmente comprometida, al no gozar el autor de El mundo de ayer, La embriaguez de la metamorfosis o Veinticuatro horas en la vida de una mujer de ninguna simpatía por parte del régimen de Hitler. Prueba de ello es la casi inmediata prohibición pública de la ópera en Alemania.

      La versión que se ha podido ver en Sevilla es espléndida y a ello ha contribuido especialmente la dirección musical de Pedro Halffter, que ha conseguido algo tan aparentemente sencillo, pero sin embargo de un mérito extraordinario, como es que la Orquesta Sinfónica de Sevilla sonase estilísticamente a Strauss en todo momento.

      La madurez de Halffter se asienta a cada nueva propuesta. Las óperas de Zemlinski, Busoni, Shreker o la mismísima Lulu, de Berg, han tenido en las últimas temporadas sevillanas lecturas tan competentes como estimulantes, dando un sello de distinción a una programación con toques de originalidad en el contexto de los teatros españoles.

      Se recurrió para La mujer silenciosa a la realización escénica de 1996 de Marco Arturo Marelli, coproducida entre las Óperas de Viena y Dresde. Ha sido un acierto.

      El reparto vocal, sin grandes aspavientos, supo dar el tono teatral que la obra requiere. Julia Bauer, Klaus Kuttler o Bernhard Berchtold destacaron por méritos más que sobrados. Las representaciones han constituido un éxito en toda regla.

      Es difícil encontrar una explicación racional a por qué una ópera de tanto interés ha tardado tanto tiempo en representarse en España pero, en fin, así es la vida. Y sus circunstancias.

      viernes, 16 de octubre de 2009

      Doble estreno

      Mundoclasico.com

      Sevilla, 05/10/2009. Teatro de la Maestranza. Richard Strauss: La Mujer Silenciosa. Ópera cómica en tres actos, con libreto de Stefan Zweig. Marco Arturo Marelli, dirección escénica, escenografía, e iluminación. Dagmar Niefind, vestuario. Franz Hawlata (Sir Morosus), Julia Bauer (Aminta), Bernhard Berchtold (Henry Morosus), Klaus Kuttler (Barbero), Barbara Bornemann (Ama de Llaves), Elena de la Merced (Isotta), Karolina Gumos (Carlotta), Alfredo García (Morbio), Felipe Bou (Vanuzzi), Pavel Kudinov (Farfallo). Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director: Pedro Halffter. Producción del Teatro de la Ópera de Viena y la Ópera de Dresde (1996)


      La temporada operística 2009/2010 del Maestranza se inauguraba los primeros días de este mes con el, a su vez, estreno en nuestro país de una de las partituras menos interpretadas de Richard Strauss. Debido al origen de su genial libretista Stefan Zweig, La Mujer Silenciosa, vista por primera vez en Dresde hace casi setenta y cinco años, sufrió un rechazo considerable en la Alemania convulsa de los treinta, provocando que las notas de la partitura quedasen casi olvidadas hasta varios lustros después.

      Para tan interesante acontecimiento -que se repite cada otoño y será el sello que deje la era Halffter en el teatro- se ha apostado sobre seguro con una producción estrenada en Viena en 1996, que más tarde visitó Dresde y París y de la que anteriormente formaron parte prestigiosos artistas como Natalie Dessay, Kurt Rydl, Michael Schade, Dietrich Henschel o nuestra Ofelia Sala.
      Momento de la representación
      © 2009 by Teatro de la Maestranza

      Fiel a la obra y con un profundo conocimiento del universo straussiano, Marco Arturo Marelli dirige de modo magistral a los actores, desde el primer hasta el último compás, consiguiendo gracias a un ritmo trepidante y numerosas ideas felices que en ningún momento se pierda el interés por la comedia. Con un planteamiento escénico sencillo y elegante a modo de faro aislado -recordándonos el pasado marítimo de Sir Morosus-, el cuidado vestuario de Dagmar Niefind y la iluminación juegan un papel fundamental a lo largo de los tres actos, donde cada personaje, ya sea principal o secundario, queda perfectamente definido. No nos extraña que el montaje se siga reponiendo y demandando pasados los años.

      La orquesta se estrenó este curso lírico con muy buenos resultados, y si bien su homogeneidad y empaste no nos sorprenden a estas alturas, es un gran placer que no debemos dejar de señalar y alabar. Al frente, el director titular Pedro Halffter, que volvía al terreno en el que se encuentra más cómodo, y nos ofreció una cuidada lectura donde primó el esfuerzo por establecer equilibrio entre foso y escena; el objetivo se consiguió en la mayoría de ocasiones, con un ligero sacrificio desde el punto de vista dinámico. Los mejores instantes, que el público agradeció anticipándose con sus aplausos, llegaron al final del acto segundo.
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      Momento de la representación
      © 2009 by Teatro de la Maestranza

      Un elenco en su mayoría centroeuropeo hizo justicia a medias a tan exigente obra, y si bien en el plano actoral desempeñaron una labor irreprochable, las prestaciones vocales quedaron a veces empañadas; empezamos por el protagonista, Franz Hawlata, cuya voz de bajo no consiguió traspasar el foso en más de una escena, acusando problemas de proyección en el registro grave; tampoco brillaron las notas más altas, calantes, a las que conseguía llegar con considerable esfuerzo. Julia Bauer, polifacética soprano ligera de ascendente carrera, frasea con gusto y posee un instrumento interesante que no parece encontrar dificultades en el registro agudo, aunque un mayor desarrollo técnico le permitiría mejoras en la proyección y el control del aire. A su lado, el impetuoso Henry fue encarnado por el joven tenor austriaco Bernhard Berchtold, dueño de un timbre de no poca belleza, pero que debió luchar con una emisión encorsetada. Sin duda, el más completo intérprete de la noche fue el barítono Klaus Kuttler como barbero; desenvuelto en escena, con una voz homogénea de considerable extensión y rica en matices, dominó con maestría los pasajes declamados.
      Un nutrido grupo de comprimarios entre los que se encontraban los españoles Elena de la Merced o Felipe Bou, cumplieron con profesionalidad sus breves cometidos, empapándose del espíritu de la obra y haciéndonos disfrutar sobremanera de su compañía operística itinerante.

      Le Strauss le plus bouffe visite Séville

      Séville
      Teatro de la Maestranza
      10/03/2009 - & 5*, 7 octobre
      Richard Strauss: Die schweigsame Frau
      Franz Hawlata (Sir Morosus), Julia Bauer (Aminta), Bernhard Berchtold (Henry Morosus), Klaus Kuttler (Le barbier), Barbara Bornemann (La gouvernante), Elena de la Merced (Isotta), Karolina Gumos (Carlotta), Alfredo García (Morbio), Felipe Bou (Vanuzzi), Pavel Kudinov (Farfallo), Miguel Ángel Luque (Acteur)
      Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, Pedro Halffter (direction musicale)
      Dagmar Niefind (costumes), Marco Arturo Marelli (mise en scène et lumières)


      (© Teatro de la Maestranza)

      Séville peut être bien fière de son théâtre de la Maestranza, de la direction artistique ambitieuse et équilibrée de Pedro Halffter, avec ses opéras, ses concerts symphoniques et de chambre, ses récitals, etc. A Séville il ne se passait pas grand-chose sur le plan musical il y a quelques années. Les choses ont changé radicalement pour cette ville de 750 000 habitants, où se déroule l’action de nombreux opéras. Pedro Halffter, un formidable chef d’orchestre (et jeune, il a 38 ans) est aussi aux commandes du Symphonique de Séville et du Philharmonique de la Grande Canarie, et il a fait le pari de proposer des opéras et des concerts de plusieurs périodes, tout en ménageant un public encore peu habitué à ces répertoires. Cependant, ces derniers années, on a vu et entendu (parfois en version de concert) à Séville des œuvres plutôt osées pour un public encore un peu néophyte : Schreker (Der ferne Klang), Janácek (La Petite renarde rusée), Berg (Lulu, version en deux actes), Busoni (Doktor Faust), Britten (The Rape of Lucretia), Menotti (Le Médium), Poulenc (Dialogues des Carmélites, La Voix humaine) et aussi quelques opéras rares et courts comme Savitri (Holst) et Façade (Walton), et même les opéras-minute de Milhaud.

      Et le « grand » répertoire, bien sûr, n’a pas été oublié. Wagner, Verdi, Massenet, etc. Et même Richard Strauss. La Femme silencieuse est la quatrième présentation straussienne de La Maestranza, et une création en Espagne. Un pari osé, mais le succès a récompensé la hardiesse.

      C’est la coproduction de Vienne et Dresde (1996) qui a été récupérée pour l’occasion. La Femme silencieuse est un opéra bouffe, du théâtre dans le théâtre, l’apothéose du travestimento, et hélas, la seule collaboration de Strauss avec Stefan Zweig, juif autrichien, banni par les nazis comme écrivain, et comme citoyen pendant l’Anschluss. La première eut lieu à Dresde (dirigée par Karl Böhm), mais les nazis n’ont autorisé que trois représentations. L’œuvre est agile, l’esprit italien, mozartien, mais la facture est straussienne, de racine wagnérienne.

      La mise en scène reconstruite de Marelli est formidable dans cet esprit-là : vive, drôle, au rythme soutenu. Les décors ne sont pas le meilleur aspect de cette production : ils tombent dans la tentation de l’évident : le maître de la maison est un ancien marin, donc la demeure est un bateau…

      Franz Hawlata possède un très beau médium, mais les graves redoutables de la partition lui posent très souvent des problèmes. Il construit néanmoins un Morosus efficace et plein d’humour, humain et bon enfant. Julia Bauer se tire mieux des difficultés d’Aminta grâce à la beauté et l’agilité de sa voix et par son tempérament de comédienne: un protagoniste qui sait se dédoubler dans ce rôle riche et exigeant. On dit souvent que Strauss haïssait les ténors: Berchtold souffre souvent dans les aigus, mais la voix est belle et lyrique, et lui aussi se voit contraint de se dédoubler, sans toutefois parvenir au résultat de Julia Bauer. Kuttler chante un bon Barbier qui, sans être génial, reste adéquat, même s’il force un peu trop le caractère bouffe du rôle. La troupe des comédiens est servie par un ensemble de voix très solides : la soprano Elena de la Merced et la mezzo Karolina Gumos sont très à la hauteur; tout comme les deux basses, Felipe Bou et Pavel Kudinov, ainsi que le baryton Alfredo García. Ne passons pas sous silence Barbara Nornemann, la contralto qui joue la Gouvernante et qui, dans cette mise en scène, se transforme en témoin cocasse et souvent interloqué tout au long de l’action : elle connaît les secrets des tricheurs et la crédulité de son maître.

      Pedro Halffter dirige de mieux en mieux. On l’a vu dans des programmations difficiles, notamment la Onzième Symphonie de Chostakovitch où il sut formidablement bien corriger la médiocrité de l’orchestre. Ici, il dirige les drôles et les terribles dans un exercice ou Strauss reste un maître incontesté (ah, le sextuor de l’acte II !). Toute l’œuvre est menée avec énergie et sagesse. Le sens symphonique et théâtral de Halffter permet à ce chef de montrer le meilleur de son talent à la tête du Symphonique de Séville, un bel instrument pour une belle ville, ville de légende, de roman, de théâtre, d’opéras et dont l’histoire est trois fois millénaire.

      Santiago Martín Bermúdez
      ConcertoNet.com

      lunes, 12 de octubre de 2009

      Cyrano de Bergerac, Franco Alfano

      Personajes

      Roxane (soprano): La hermosa prima de Cyrano, enamorada de Christian.
      Lise (soprano): Esposa de Ragueneau.
      La Duègne (mezzo-soprano): Compañera y acompañante de Roxane.
      Souer Marthe (mezzo-soprano): Religiosa en el convento de Roxane.
      Cyrano (tenor): Capitán de los cadetes de Gascon. Es conocido por su valentía, su elocuencia y su nariz grande. Ama a Roxane desde lejos.
      Christian (tenor): Apuesto recluta nuevo de los cadetes, enamorado de Roxane.
      De Guiche (barítono): Comandante de los cadetes, un noble que desprecia a Cyrano. También está enamorado de Roxane.
      De Valvert (barítono): Un noble pomposo.
      Lignière (barítono): Amigo de Cyrano, un ebrio con muchos enemigos.
      Ragueneau (barítono): Un panadero.
      Carbon (barítono): Amigo de Cyrano, capitán de su compañía.
      Le Bret (bajo-barítono): Mejor amigo de Cyrano y colega cadete

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      LIBRETO
      (extraido de la página web de Kareol.com)

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      DISCOGRAFÍA

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      1975 Maurizio Arena; Coro e Orchestra Sinfonica di Torino della RAI
      Christian: Ezio di Cesare
      Corbon: Alfredo Giacomotti
      Cyrano de Bergerac: William Johns
      De Valvert: Dino Mantovani
      Gouvernante: Miti Truccato Pace
      Guiche: Antonio Blancas
      Le Bret: Giovanni Savoiardo
      Le cuisinier: Giuseppe Scalce
      Le lignière: Angelo Nosotti
      Le mousquetaire: Angelo Nosotti
      Lise: Agata Palmi
      L'officier espagnol: Giuseppe Scalce
      Ragueneau: Claudio Strudthoff
      Roxane: Olivia Stapp
      Un soeur: Agata Palmi
      MRF (LP) / Gala GL 100.794 (2 CD; live 6. Sept. 1975)

      2002 Markus Frank; Philharmonisches Orchester Kiel, Kieler Opernchor
      Carbon: Simon Pauly
      Christian: Paul McNamara
      Cyrano de Bergerac: Roman Sadnik
      De Guiche: Wolfgang Newerla
      De Valvert: Simon Pauly
      L Mousquetaire: Chan Il Seok
      Le Bret: Bernd Gebhardt
      Le cuisinier: Alexander Stoyanow
      Le lignière: Konstantin Heintel
      Lise: Susanne Bernhard
      Ragueneau: Matthias Klein
      Roxane: Manuela Uhl
      Solo: Franz Meyer Brockmann
      Un soeur: Susanne Bernhard
      CPO 999 909-2 (2CD; live)

      2003 Marco Guidarini; Orchestre National de Montpellier, Choeur de l'Opéra National de Montpellier
      Carbon: Franck Ferrari
      Christian: Richard Troxell
      Cyrano de Bergerac: Roberto Alagna
      De Guiche: Nicolas Rivenq
      De Valvert: Marcin Habela
      Gouvernante: Hanna Schaer
      Le Bret: Richard Rittelmann
      Le cuisinier: Marcin Habela
      Le lignière: Thomas Dolié
      Le mousquetaire: Thomas Dolié
      Lise: Jael Azzaretti
      L'officier espagnol: Marcin Habela
      Ragueneau: Marc Barrard
      Roxane: Nathalie Manfrino
      Un soeur: Jael Azzaretti
      DGG DVD-Video 476 739-6 (1 DVD)



      CYRANO DE BERGERAC en la web del METROPOLITAN:

      Origen y Contexto de la Obra

      Argumento y Música

      Biografia del Compositor



      sábado, 10 de octubre de 2009

      SEEN AND HEARD INTERNATIONAL OPERA REVIEW

      Soloists, Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Conductor,Pedro HalfterTeatro de la Maestranza de Sevilla. 5.10.2009 (JMI)

      Production from Wiener Staatsoper and Dresden’s Semperoper.

      Director: Marco Arturo Marelli.
      Sets and Lighting: Marco Arturo Marelli.
      Costumes: Dagmar Niefind.

      Cast:

      Aminta: Julia Bauer.
      Sir Morosus: Franz Hawlata.
      Henry Morosus: Bernhard Berchtold.
      Barber: Klaus Kuttler.
      Isotta: Elena de la Merced.
      Carlotta: Karolina Gumos.
      Vanuzzi: Felipe Bou.
      Morbio: Alfredo García.
      Farfallo: Pavel Kudinov.
      Housekeeper: Barbara Bornemann.





      Seville chooses a German opera again to open its opera season, something of a tradition since Pedro Halffter took charge of the musical and artistic direction of the Maestranza theatre. In 2005 he opened with Salome, in 2006 it was Der Ferne Klang, in 2007 Wagner’s Dutchman, and last year the choice fell to Busoni’s Doktor Faust. This emphasis in Seville’s repertoire highlights several things. Firstly, there’s an eagerness to innovate, which is more than welcome from the any opera lover’s point of view and secondly, it allows Pedro Halffter to choose programmes with which he feels most comfortable in the pit. Personally I find his choices quite interesting, although I am not convinced that his tastes are shared by too many of Seville’s opera -goers.

      Die Schweigsame Frau – the Silent Woman - has never been performed in Spain before and this first outing was rather uneven. The production was quite brilliant, although there are not too many around to choose from, and there was good enough musical direction, although with slight disappointments here and there but the cast had too many shadows.

      Thisis one of the least performed operas within the Richard Strauss catalogue. Ever since I first saw it, I have considered the opera a most interesting work, truly Straussian, with a breathless mixture of lively and melancholic music. For readers who do not know it, it is rather like a Straussian Don Pasquale and I recommend it heartily to anyone with the chance of seeing it: it’s unmissable and most enjoyable.

      The production, give for the first time in 1996 in Dresden where the opera was premiered in 1934, suffered the consequences of the river Elbe’s famous flood. It is directed by Marco Arturo Marelli and is a quite original and very attractive setting. Although unusual these days, this is not a minimalist production: on the contrary it has real sets, atrezzo and is full of life on stage. Marelli is also responsible for sets and he follows what the libretto says exactly showing Sir Morosus’ home, with a room where there are staircases right and left. Some model sailing boat models remind us that the owner is a retired admiral and the very colourful costumes are a good complement to the design. Marelli’s stage direction is also quite remarkable, with excellent handling of the “opera company” troupe, particularly in the episodes dealing with the selection of the bride, the wedding ceremony and the resulting divorce case. It’s a excellent production which the audience clearly enjoyed.

      Pedro Halffter’s musical direction was rather irregular at some points of the score. From my point of view his reading was very good in the most lyric and melancholic passages. However, in the pure buffo moments, especially in Act I and at Sir Morosus’s wedding, his baton lacked some grace and lightness. Although he descent sound from his orchestra, which is one of the very best for opera in Spain, I had the feeling that he would have been more in his element with other Strauss’s other Frau.

      When this production travelled to Vienna, Aminta (Norina in the German version) was Natalie Dessay, which says clearly what is needed for this character. Here in Seville, the young German soprano Julia Bauer sang the role and in my opinion she was not quite right for it. She is a light soprano (that’s OK), with smallish volume, much too little in the lower range and even not too bright on the top notes. She is more Barbarina than Susanna, for example.

      Sir Morosus (the German Don Pasquale) the key protagonist of the opera, demands a true bass with a resonant voice, besides being both a great comic and tragic actor. Franz Hawlata is not a true bass to begin with. Any major bass role that I have heard him sing has been something of a disappointment, compared to occasions when the same role was sung by darker voices. This happened in Rusalka, Der Rosenkavalier and Die Meistersinger and the same thing this time with Sir Morosus. His voice was not large enough, was almost inaudible at the lower extremes (a serious problem in this opera) and the top lacked much colour. It was difficult not to remember Kurt Rydl, even when not at his best, afterwards.

      The best suited among all the singers was the Austrian baritone Klaus Kuttler, a good actor and singer, who offered a lively Barber (a reincarnation of Malatesta). His lyrical and well projected voice went very well with h the character.

      Henry Morosus (or the German Ernesto) is an important role that has much to sing, especially the duet that ends Act II. The Austrian tenor Bernhard Berchtold seemed hardly more that an operetta singer and that was not enough here. In the secondary roles we had Felipe Bou as Vanuzzi, who was decent, though wither rather lightweight lower notes. Both Elena de la Merced (Isotta) and Karolina Gumos (Carlotta) were also good in their characters. The other two members of the "Vanuzzi Opera Company" were baritone Alfredo Garcia (Morbio) and Russian bass Pavel Kudinov (Farfallo), who fulfilled their tasks competently. Barbara Bornemann was mostly inaudible as the Housekeeper.

      Unusually, the Maestranza theatre had some empty seats but there was a very warm reception for the artists, particularly for Julia Bauer and Pedro Halffter. The real success of the evening though went to the only person who couldn’t take a bow. Bravo, Maestro Richard Strauss!

      José M Irurzun

      Picture © Guillermo Mendo

      martes, 6 de octubre de 2009

      La mujer silenciosa en el Maestranza

      Como todas las óperas aquí podeis leer la crítica de Fernando López Vargas-Machuca en su blog "Ya nos queda un día menos"

      Pocas veces he disfrutado tanto en la ópera como en el estreno español de Die Schweigsame Frau el pasado sábado 3 de octubre en Sevilla. Y no es porque la representación, aun siendo en general muy buena, resultara particularmente memorable, sino porque rara vez se tiene la oportunidad de descubrir en directo (yo sólo había escuchado un par de grabaciones sin el libreto por delante, lo que equivale a no enterarse de nada) una obra tan deliciosa. No es de lo mejor de Richard Strauss, desde luego, pero tampoco le tiene nada que envidiar a otros títulos tardíos mucho más conocidos, como pueden ser Arabella o Capriccio.

      La línea argumental, como se ha repetido hasta la saciedad en la prensa, es muy similar a la de Don Pasquale: el viejo gruñón que desea casarse con una modosa jovencita, el sobrino rechazado, la amada de éste haciéndose pasar por la candidata ideal para el anciano, y el hombre de confianza del señor de la casa -un barbero, en este caso- que termina confabulándose con los enamorados para darle una lección al protagonista de la trama. Hasta las tipologías vocales correspondientes son muy parecidas.

      Sobre este enredo de -por otra parte- tan larga tradición teatral y operística, Stefan Zweig escribió un libreto admirable no ya por su sentido del ritmo, sino ante todo por su capacidad para el matiz: los personajes distan de resultar esquemáticos, y no es difícil compartir con la joven Aminta sus remordimientos a la hora de hacer sufrir a Sir Morosus, anciano ciertamente obcecado a la hora de desposar a una mujer que sepa guardar ese silencio que, por problemas médicos, él tanto necesita, pero caballero mucho más honesto, más tierno y más humano que el citado Don Pasquale.

      Sobre este estupendo libreto, un Richard Strauss de setenta años recoge el espíritu de su juvenil Till Eulenspiegel y elabora una partitura fresca, bulliciosa y animada, llena de sentido del humor, riquísimamente orquestada (por momentos se escuchan ecos de Don Quixote o de la mismísima Salomé), como también lírica y extremadamente emotiva cuando las circunstancias lo requieren, que no es solo en los momentos de ternura entre los dos tortolitos, sino también en los requiebros amorosos del anciano hacia la joven y en la tristísima derrota de éste tras descubrir en su reciente esposa a la más terrible de las torturadoras.

      Magnífica la producción escénica, una coproducción de las óperas de Viena y Dresde a cargo de Marco Arturo Marelli, a la sazón también escenógrafo e iluminador. En un espacio escénico reducido al interior de una especie de torre o faro (Sir Morosus fue marino), desaprovechando quizá en exceso los laterales del escenario, se desarrolla una acción increíblemente bien planificada en todos sus detalles, con una soberbia dirección de actores que, sin caer nunca en la confusión, sabe trasmitir todo el bullicio y la confusión de las escenas en la que participa la troupe de actores a la que pertenece Henry, el sobrino, y que le ayuda a desarrollar su vengativa farsa. El tratamiento del personaje del barbero manipulador (a medio camino entre el sevillano Fígaro y el Malatesta donizettiano) estuvo además muy en la línea de la commedia dell’arte, lo que me pareció un acierto.

      Pero también sabe el director de escena suizo atender a los aspectos más sombríos de la obra, inyectar patetismo allí donde resulta conveniente y otorgar a los personajes una rica dimensión. Todo ello enriqueciendo la escena con gran cantidad de detalles inteligentes, como pueden ser las candilejas colocadas en la embocadura del escenario al iniciar la compañía de actores su cruel farsa teatral, o las maquetas de barcos que permiten a Sir Morosus ensoñarse con su pasado irrecuperable, barquitos que la falsa Timidia (Aminta en realidad) borrará del mapa y que volverán a la escena en el muy poético y emotivo desenlace de la obra.

      La dirección de Pedro Halffter fue en general espléndida, aunque hubo relativas desigualdades. Le faltó quizá un punto más de chispa, incisividad y mordacidad, por lo que los actos primero y tercero, que no conocieron caída de tensión, que sonaron con irreprochable idioma y en los que no hubo el menor exceso, se quedaron “simplemente” en lo muy bueno. Por el contrario, en los pasajes líricos ofreció el director madrileño un altísimo grado de emotividad y sinceridad, apoyando en este sentido la profundización en la humanidad de los personajes. El acto II alcanzó así, en manos de Halffter, cotas straussianas verdaderamente excelsas.

      Muy notable, por lo demás, la claridad obtenida del complejo entramado orquestal, así como el equilibrio de los numerosos pasajes polifónicos, solo estropeados por los chillidos de Elena de la Merced, una cantante a la que he admirado durante años pero a la que alguien debería rogarle de una vez que controle su registro sobreagudo.

      Fue precisamente el equipo de cantantes, aun siendo muy digno, lo menos satisfactorio de la representación. De los discos que he escuchado a Franz Hawlata tengo un recuerdo muy borroso, por lo que no sé si el cantante bávaro ha venido a menos o ha sido siempre así. Es decir, un bajo tan “poco bajo”, con un registro grave de semejante pobreza (lo que le causó serias dificultades el final del segundo acto), no muy variado en lo expresivo y con tendencia al engolamiento. Cumplió, sin más, en el rol protagonista de Sir Morosus.

      Julia Bauer se mostró más cerca de lo ligero que lo lírico, lo que le facilitó las cosas el mostrar la faceta terrible de su (fingido) personaje pero la dejó algo corta a la hora de mostrar el verdadero retrato de Aminta. Su sobreagudo, por lo demás, es más bien justito, y el uso de los reguladores me parece excesivamente parco.

      Su enamorado Henry estuvo encarnado por Bernhard Berchtold, tenor lírico-ligero de voz preciosa, correcta técnica y enorme musicalidad. Más que notable el barítono Klaus Kuttler, quien de manera inteligente, y al contrario de lo que suelen hacer ciertos cantantes de la tradición bufa, supo reconocer que una cosa es ofrecer en lo escénico una caricatura más o menos payasesca de su personaje y otra muy distinta la de renunciar a la belleza de la línea canora; sus numerosos pasajes en parlato (que están en la partitura, ojo), estuvieron resueltos de manera irreprochable.

      Muy bien los secundarios, desenvolviéndose todos ellos de manera soberbia en su faceta teatral merced a una dirección de actores -debemos insistir en ello- realmente modélica. A la ya citada Elena de la Merced, más que digna pese a lo anteriormente dicho, hay que unir los nombres de Barbara Bornemann (ya madurita: la tuvimos en Sevilla en el Holandés del 92), Karolina Gumos, Alfredo García, Felipe Bou y Pavel Kudinov, redondeando un equipo canoro que osciló entre lo más que correcto y lo muy bueno.

      Cierto es que no hubo nada realmente brillante en lo vocal en esta velada sevillana, pero la circunstancia para mí importó poco, porque La mujer silenciosa no me parece una ópera de voces, sino de conjunto, en la que lo decisivo no es la participación individual de los cantantes sino el funcionamiento de las direcciones musical y escénicas. Y en Sevilla funcionaron ambas de manera admirable.

      El público del Maestranza reaccionó con un entusiasmo considerable para tratarse de una función de estreno, y más aún teniendo por delante una ópera prácticamente desconocida. Pero lo mejor no fue eso, sino escuchar desde la butaca el manifiesto regocijo de los melómanos ante las diferentes situaciones que se ofrecían en el escenario.

      A la salida abundaban los rostros radiantes de quienes, como el autor de estas líneas, se habían hecho más felices descubriendo una excelente ópera excelentemente servida. Como excepciones, reconocimos el ceño fruncido del frente anti-Halffter (¿o es más bien anti-PSOE?), empeñado -como otras veces- en transmitir una imagen de gris discreción de lo que ha sido, abiertamente, un triunfo del Maestranza. Y no solo del teatro sevillano, sino también -y sobre todo- de Strauss y Zweig. Y ahí está el secreto, en el triunfo de los autores, de en qué consiste una gran noche de ópera.

      PD. Montones de textos y críticas en este enlace (click) y fabulosas fotos en este otro (click).

      lunes, 5 de octubre de 2009

      Un desconocido Strauss cómico en la Maestranza

      Desconocido Strauss cómico

      04-10-2009

      Gonzalo Alonso
      Apertura en la Maestranza
      Desconocido Strauss cómico

      "La mujer silenciosa" de Strauss. F.Hawlata, B.Bornemann, K.Kuttler, B.Berchtold, J.Bauer, E.de la Merced, K.Gumos, A.García, F.Bou, etc. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. M.A.Marelli, dirección de escena. P.Halffter, dirección musical. Teatro de la Maestranza. Sevilla, 3 de octubre.
      Tras "El caballero de la rosa" (1911) y con diez óperas en el baúl, Strauss hubo de convivir con las músicas, más modernas si se quiere, de Schönberg, Berg o Stravinski. En 1932 se entusiasmó con el borrador de "La mujer silenciosa" que le enviase Stefan Zweig, con una trama paralela al "Don Pasquale" donizettiano. Se trata en consecuencia de una ópera cómica aunque dramáticamente, y a pesar de su estreno en 1935, los acontecimientos en Alemania acabaron por impedir una mayor colaboración entre ambos personajes. Zweig se suicidaría en Brasil, en 1942, junto a su esposa. La partitura lleva el sello inconfundible de su autor y enlaza con “Arabella” y “Capriccio”, permitiéndose algunos guiños al pasado, como a Mozart.

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      Incomprensiblemente nunca hasta la fecha se había estrenado en España, por lo que la Maestranza se apunta un buen tanto al abrir su temporada –“Cyrano de Bergerac”, “La Favorita”, “Diario de un desaparecido”, “Partenope”, “Turandot", “El Empresario” y “La isla deshabitada"- con ella. La producción, proveniente de Viena y Dresde, funciona razonablemente, aunque la enorme chimenea marítima, dentro de la que se sitúa la casa del exalmirante Sir Morosus, perjudique la proyección a la sala de unas voces ya de por sí poco pródigas en sus volúmenes. Así la del bajo protagonista Franz Hawlata, escaso también del profundo registro bajo del personaje. Julia Bauer, una lírica-ligera con algún puntual problema de fiato y empuje en el final del segundo acto, resuelve convincentemente las partes vocal y escénica, al igual que el resto del reparto femenino, aunque quizá la obsesión por el tema del ruido, fundamental en la obra, lleve a más de una cantante al grito excesivo. Superior aún el tenor Bernhard Berchtold y el barítono Klaus Kuttler.

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      Pero la mejor labor de la noche fue la realizada por Pedro Halffter, esta vez muy cuidadoso en las dinámicas, fraseando con vuelo esas inconfundibles melodías straussianas -¡qué preciosidad el sereno final del acto segundo tras el muy vibrantemente concertante "rossiniano" del primero- y manteniendo el contraste entre la comicidad general y la solitaria amargura del marino. Un gran éxito en una ópera que ha supuesto un muy agradable descubrimiento para el público.

      Comienzo bullicioso en el Maestranza

      Comienzo bullicioso en el Maestranza
      PEPE ORTEGA
      CARLOS TARÍN
      Lunes, 05-10-09
      ABC de Sevilla
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      Todavía entre los rescoldos del verano, el Teatro de la Maestranza prácticamente abre la temporada con una ópera de Richard Strauss que inexplicablemente se estrenaba en España ahora, tres cuartos de siglo después de su estreno, si bien en el resto de Europa tampoco es de las óperas más programadas. Halffter añade otro «número 1» a su obsesión por meter la cabeza siempre en la foto-finish (sabemos que ha descartado títulos al enterarse que otro teatro español lo estrenaría antes que él). Esta vez, por fortuna, las ventajas de esta actitud han sido numerosas. La primera, es que la música de Strauss (Richard), y especialmente la operística, es siempre un lujo para cualquier teatro; luego, que la primicia ha atraído la atención de la prensa no especializada, añadiendo glamour al que ya de por sí tiene la ópera en Sevilla. Y también que ha interesado a los compañeros de la crítica nacional. Todo ello es más que conveniente, en parte porque la música de Strauss no siempre es fácil de digerir y podría desanimar al aficionado y también porque con esta crisis el apoyo del público es fundamental.
      No hay muchas producciones para elegir pero ésta, que ya tiene 13 años, se mantiene bien. Mezcla un vestuario tradicional con una asfixiante escenografía que recuerda un torreón en el que Morosus quisiera defenderse del ruido o, por su condición marinera, el aislamiento proporcionado por un faro. Se pierde mucha boca del teatro, sólo ampliada por un doble círculo en el que se ve la tramoya necesaria para la farsa, dentro del género de las escaleras, un recurso dudosamente estético. El cuidado de la iluminación no fue lo que más destacó, sino los detalles, como el acercamiento inicial y final de los barcos, y las candilejas del segundo acto, cuando se inicia la farsa, reducidas notablemente en el tercero, en el paso de la mentira a la verdad.
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      Homenaje a la mujer
      Esperemos que no sea este título otro homenaje a la mujer, porque aquí la protagonista usará sus tópicas armas para sacarle el dinero al viejo, con la intención de «curarle», sin que éste hubiese pedido ayuda. Desde los inicios de la ópera bufa, la relación muchacha/viejo rico casi es consustancial al género (primero «Serva Padrona», luego «Il Campanello», «Don Pasquale» y así hasta nuestros días, aunque ya no sean óperas sino prensa rosa). Pero a diferencia de sus antecesoras, ésta cuenta con un libreto ejemplar (en el mundo de la ópera éste es un calificativo insólito) debido al escritor judío Stefan Zweig, cuyo nombre Strauss persistió en no retirar de los carteles, lo que le costaría la prohibición de la obra en toda Alemania. En ella los protagonistas no son simples polichinelas: ella es consciente del daño que hace al marino, y éste se expresa como el más profundo enamorado. Esto no es una impresión: cuando ella se presenta evoca a todas las luces la delicadeza y modestia de una Mimì, pero sin llegar nunca al clímax de la famosa aria pucciniana, porque todo es mentira; sin embargo, cuando el viejo seducido descubre su corazón, alcanzará uno de los momentos más emotivos y sinceros de la obra. Aquí la Bauer se mostró muy lírica, aunque en las cotas hiperagudas la enmarcan como ligera, por lo que en los momentos más enérgicos (como «hija de Satanás») su voz resultara más frágil y liviana. Hawlata defendió un Morosus adecuado, cuyos puntos más débiles los tuvo al elevar su voz en los pasajes más apianados y en la consistencia de algunos graves. Es indudable que a la dificultad técnica del canto se une un elenco muy amplio, que en general se defendió con suficiencia, si bien lo hizo mejor el barbero de Kuttler, que aprovechó los variados registros de su personaje, tanto en la potencia de los agudos como en el tratamiento expresivo de las distintas circunstancias, que el «sobrino» Berthold, algo más parco en posibilidades, pero preservando su cometido. Está claro que cada vez más se aúnan las posibilidades vocales a los físicos que las sostienen, y a la belleza (vocal y física) de la Bauer se añadieron las de la Gumos y De la Merced, ésta en un papel por debajo de sus posibilidades. Correctos García y Bou.
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      Mejora la orquesta
      La orquesta fue mejorando, amparada en la calidad de sus solistas, entre los que hemos de destacar el papel de las trompas, tan importantes en Strauss y que desde la obertura funcionaron francamente bien. Halffter puso orden en todo, cuidando no echar la enorme orquesta sobre los cantantes, esta vez poco amparados por un decorado que no favorecía la proyección (excepto hacia la mitad de la escalera), brillando algo más en los momentos de mayor tensión.
      Cuando Zweig/Strauss retornan violentamente a las normas de la ópera bufa y Morosus vuelve a ser personaje de comedia «comprendiendo» todo, a buen seguro que le quedaría el consuelo de que si la «diablesa» se había transustanciado con él, en cualquier momento podría hacerlo con su sobrino, beneficiario de su herencia. Sería su venganza póstuma de esta exitosa farsa.

      domingo, 4 de octubre de 2009

      A Través del Cristal

      blog de fotografía de Julio Rodríguez

      pulsa en la foto para visitar la entrada de su blog dedicada a "La Mujer Silenciosa"
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      También se puede conocer su trabajo en el Ensayo General de "Tristán e Isolda"
      pulsando en la imagen inferior
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      y en este enlace su página web

      La crisis amenaza a festivales y conciertos

      ANDRÉS GONZÁLEZ-BARBA
      Domingo, 04-10-09
      ABC de Sevilla
      La crisis económica está afectando a todos los sectores y evidentemente la actividad cultural no se va a ver ajena a estos cambios. Las distintas administraciones, patrocinadores privados y los propios programadores están teniendo que ajustarse a esta coyuntura actual de menos recursos económicos.
      En el caso de las salas teatrales sevillanas la crisis se está cebando especialmente por la situación de incertidumbre económica que se ha creado en los últimos meses. Así, el director de Producciones Imperdibles, José María Roca, comenta a ABC que si bien «la afluencia del público ha aumentado en los últimos meses en Madrid, Barcelona y Sevilla, la excesiva dependencia de las subvenciones públicas amenaza esta temporada. Según indica Roca, «a estas alturas de año aún no hemos recibido ninguna subvención por parte del Ayuntamiento, la Junta y el Ministerio de Cultura». En estos momentos se están reuniendo los distintos comités de asesores de las administraciones que determinarán por dónde se aplicará el recorte, que puede ser «muy duro» en la Junta de Andalucía, según fuentes de la Consejería de Cultura. El problema en este retraso, en palabras de Roca, es que «ahora nos piden las programaciones de octubre, noviembre y diciembre, pero aún no sabemos con qué dinero vamos a contar ni qué le vamos a pagar a las compañías que contrataremos; por eso estamos asustados».
      En palabras de Roca, en el caso del Ayuntamiento se sabe qué cantidad van a subvencionar, «pero no cuándo va a llegar dicha ayuda», aunque la delegada municipal de Cultura, Maribel Montaño, asegura a ABC que llegarán a finales de septiembre o en octubre. La situación con la Junta y el Gobierno central es peor porque se desconoce qué cantidad se va a subvencionar. «La Junta ha puesto medidas como los créditos reintegrables para las pymes culturales con objeto de intentar cambiar el concepto más viejo de subvención», dice Roca.
      Como le ocurre a La Imperdible, el problema de las salas sevillanas es que dependen del dinero público, por lo cual el recorte en los presupuestos de las diferentes administraciones puede mermar la actividad escénica en la ciudad.
      En cuanto a su programación, la Imperdible espera ofrecer el mismo número de espectáculos que la temporada pasada, destacando la doble función de los sábados.
      Por su parte, la Orquesta Barroca de Sevilla se ha tenido que amoldar también al temporal de la crisis económica, aunque paradójicamente se declara más saneada que en tiempos pasados. A espera de concretarse las subvenciones que recibirán por parte del Ministerio y la Junta, y también pendientes de los flecos del patrocinio de Cajasol, que se está negociando en estos momentos y que puede suponer algún recorte respecto a 2008, la OBS ofrecerá más conciertos que la temporada pasada, entre los que destacan 18 recitales para escolares.
      La reducción del beneficio de Cajasol, por culpa de la crisis, se notará también en su presupuesto cultural para esta temporada, tanto en su prestigioso ciclo de Música de Cámara, que en algún momento peligró pero que se mantendrá, aunque reducido, y en su apuesta por el flamenco. Los Jueves Flamencos de Cajasol, que ya debían haberse iniciado, no lo harán hasta principios de 2010. Debido a este reajuste presupuestario, la entidad no podrá comenzar ninguno de estos dos ciclos hasta enero, con lo cual se perderán tres meses de programación. El año pasado en este primer trimestre la entidad ofreció entre octubre y diciembre seis conciertos en el ciclo de Música de Cámara. La aportación de Cajasol para el patrocinio de actividades que organiza el Ayuntamiento también podría verse reducida en 2010.
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      Festivales municipales
      El Ayuntamiento de Sevilla, otro de los grandes programadores culturales dela ciudad, tampoco está boyante. El retraso en las transferencias estatales puede afectar también a la Delegación de Cultura, que para este año ha tenido un presupuesto de 16.172.000 euros, cifra que, no obstante, espera mantener para el próximo año, según dice a ABC, la delegada Maribel Montaño. En principio, el propósito del Ayuntamiento para el año que viene es mantener su inversión en sus grandes festivales de producción propia, el de Cine Europeo, el de Música Antigua y el de Títeres. Lo que sí cambiará será la aportación que Cultura realice a otros festivales en los que ha ido colaborando en los últimos años como Territorios o el FeST, en donde se verá recortada. Según indica Montaño, «para 2010 contamos con que la aportación de nuestros principales colaboradores -la Consejería de Cultura y Cajasol-, baje, con lo cual nosotros también tendremos que reajustar nuestros presupuestos, pero en todo caso las previsiones son que lleguemos a los 16.200.000 euros de presupuesto». Así, festivales como la Bienal de Flamenco, en el que participan Junta y Ayuntamiento, se verán afectados por este recorte presupuestario. La Delegación de Cultura ofrece ayudas a bibliotecas concertadas, a actividades económicas de asociaciones culturales y para actividades de espacios escénicos de titularidad privada, dentro del Plan Director de Espacios Culturales de Gestión Privada. En total esta ayuda se cifra en 250.000 euros, cantidad que prevén mantener para 2010. Este dinero lo espera poder entregar el Ayuntamiento a finales de septiembre o en octubre. También destinan 250.000 euros para inversiones en espacios privados. Según Montaño, «nosotros ofrecemos una ayuda a las salas privadas, pero el resto lo tienen que conseguir ellos pidiendo créditos».
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      El Maestranza congela su presupuesto y no contará con una séptima ópera
      La programación del Teatro Maestranza también se va a ver afectada por la crisis, tanto en la ya iniciada, como la de 2010/11, puesto que los planes públicos, anunciados dos años atrás, de duplicar el presupuesto para la programación, gracias a las mayores aportaciones de Ministerio, Junta y Ayuntamiento, ni se han cumplido ni es previsible que se vayan a cumplir hasta que se inicie la recuperación económica.
      El teatro sevillano tiene el presupuesto «congelado», 5.300.000 euros para su programación artística, con lo cual el número de óperas escenificadas se quedará en seis títulos, a pesar de que en años anteriores se anunció que se intentaría lograr el séptimo. Las obras realizadas en la chácena y el escenario tenían como objetivo optimizar el número de espectáculos anuales.
      En una entrevista con ABC, su director artístico, Pedro Halffter, ya anunciaba hace un año que con la situación económica de España no se podía pensar en dar ese «salto cualitativo en la programación». Y las cosas desde entonces no han hecho más que empeorar. El Maestranza tendrá que esperar.

      Las voces restan brillo a un gran triunfo teatral

      Diario de Sevilla
      4-10-09
      Pablo J. Vayón

      Un momento del ensayo general de la primera ópera de la nueva temporada del Maestranza.

      Ópera cómica en tres actos con música de R. Strauss y libreto de Stefan Zweig.

      Solistas: Franz Hawlata, bajo (Sir Morosus); Barbara Bornemann, contralto (Ama de llaves); Klaus Kuttler, barítono (el Barbero); Bernhard Bercthold, tenor (Henry Morosus); Julia Bauer, soprano (Aminta); Elena de la Merced, soprano (Isotta); Karolina Gumos, mezzo (Carlotta); Alfredo García, barítono (Morbio); Felipe Bou, bajo (Vanuzzi); Pavel Kudinov, bajo (Farfallo). ROSS. Director musical: Pedro Halffter. Director de escena, escenografía e iluminación: Marco Arturo Marelli. Vestuario: Dagmar Niefind.

      Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Sábado 3 de octubre. Aforo: Casi lleno.


      Un año más, el Teatro de la Maestranza se convirtió en foco de atención de los medios nacionales al presentar por primera vez en España un título lírico del repertorio centroeuropeo. Esta vez tocó turno a un peso pesado, Richard Strauss, cuya Mujer silenciosa no se había ofrecido nunca en un teatro español, un hecho ciertamente extraño, pues aunque la ópera no esté quizá a la altura de los mejores títulos del compositor, se trata de una obra muy estimable, que cuenta con un libreto excepcional, una rica orquestación y cuyos orígenes estuvieron marcados por la censura nazi, con el interés añadido que siempre provoca el morbo de la barbarie política.

      Sea por la razón que fuere, La mujer silenciosa no se había podido ver en España hasta ayer, cuando el Maestranza la presentó 74 años después de su estreno. Cabe felicitarse por que la presentación viniera con una producción estupenda, que pese a los años pasados desde su concepción (Viena, 1996), se mantiene fresca y dramáticamente eficaz.

      Marco Arturo Marelli ha diseñado un espacio central limitado por una estructura cilíndrica, con una gran escalera de caracol y unos ojos de buey por toda apertura al exterior, simulando acaso un faro, lo que reduce considerablemente el espacio útil de la escena e incrementa la sensación claustrofóbica que está detrás de la manía del protagonista (su horror al ruido, lo que provoca su aislamiento del exterior), germen de la trama.

      Colores fríos y apagados (especialmente al principio) para una comedia que se adentra en el terreno de la soledad, la incomunicación, los conflictos intergeneracionales y que, con buen criterio, Marelli trató de forma naturalista y sin forzar sus perfiles más chocarreros y grotescos. Magnífica dirección de actores y detalles teatrales muy hermosos, como cuando al final del primer acto las máscaras convertidas en candilejas se dejan sobre el suelo, enmarcando así el inicio de la farsa dentro de la farsa.

      Si dramáticamente la producción fue un triunfo, en el terreno musical cabe lamentar un elenco no del todo a la altura del reto. Brillante resultó Julia Bauer, una soubrette llena de encanto y con un instrumento resplandeciente y luminoso. En cambio, Franz Hawlata mostró una voz pequeña, engolada y sin los graves que requiere su personaje. Con problemas de proyección también el tenor Berchtold, demasiado opaco y plano de matices, con fiato no muy sobrado. Klaus Kuttler logró en cambio una muy correcta recreación del Barbero, con voz vigorosa y juvenil, y un registro agudo de notable prestancia. Entre los secundarios, resultaron estupendas las dos comediantes (Elena de la Merced y Karolina Gumos) y bastante convincente el bajo Felipe Bou. Desde la chispeante obertura, Pedro Halffter marcó con absoluto sentido el ritmo fluido de la comedia y supo extraer gran variedad de matices de una orquestación compleja, manteniendo las dinámicas siempre al servicio de unas voces con problemas de volumen, lo que restó espectacularidad al cometido orquestal

      El Maestranza estrena "La mujer silenciosa" en España con un lleno absoluto


      EFE
      04-10-2009

      Sevilla.- El Maestranza de Sevilla inauguró anoche, con su aforo completo, su temporada lírica con "La mujer silenciosa" (Die schweigsame Frau), ópera cómica de Richard Strauss representada por primera vez en Dresde en 1935 y que se estrena en España 74 años después con un montaje coproducido por las óperas de Viena y Dresde.

      El director artístico y musical del Teatro de la Maestranza, Pedro Halffter, ha recuperado del olvido esta "delicia musical" que el régimen nazi prohibió a los pocos días de su estreno como rechazo a la persona de Stefan Zweig, escritor austriaco de origen judío que firma el libreto de la ópera.

      La obra está basada en "Epicoene o La mujer silenciosa", de Ben Jonson, y es un homenaje a la opera bufa italiana con los habituales elementos importados de la "commedia dell'arte" que son magistralmente tratados por la pluma de Zweig y la inspiración melódica de Strauss.

      El director de escena y escenógrafo Marco Arturo Marelli ha planteado para los tres actos un espacio sencillo y funcional de volumen cilíndrico -con subidas y bajadas por una escalera de caracol-, donde se desarrolla el embrollo que organizan unos comediantes para lograr que el viejo Sir Morosus vuelva a nombrar a su sobrino Henry heredero de su fortuna.

      Reunir un elenco de cantantes/actores para poner en pie esta obra no es tarea fácil. La joven soprano Julia Bauer encarnó a una desenvuelta Aminta por cuanto estuvo a la altura de los cambios de registro tanto actorales como vocales que le exige la obra, lo que le valió la ovación más calurosa de la función en los saludos finales. Junto a ella, también fueron muy aplaudidas las interpretaciones del bajo Franz Hawlata como Sir Morosus y del tenor Bernhard Berchtold en el papel de Henry; correctas las intervenciones del resto del elenco, del que destacaron las voces de Klaus Kuttler, Elena de la Merced y Felipe Bou.

      El maestro madrileño Pedro Halffter, al frente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, dirigió con precisión a la formación y se recreó en la variedad rítmica de la partitura, siempre atento a la concertación entre cantantes y orquesta y logrando emitir un sonido hermoso y controlado desde el foso.

      sábado, 3 de octubre de 2009

      IMÁGENES DEL ENSAYO GENERAL DE "LA MUJER SILENCIOSA"

      Imágenes del Ensayo General de La Mujer Silenciosa
      celebrado el viernes 1 de octubre del 2009
      y publicadas en el ABC de Sevilla










      viernes, 2 de octubre de 2009

      Cultura premia a la ópera hecha en Sevilla y baja un 10% su ayuda al ciclo de Oviedo

      La Maestranza supera los 4 millones de euros de subvención al añadir a la ayuda lírica otra para la reforma de su escenario

      La Nueva España

      Oviedo, Pablo GALLEGO


      El carácter «social» del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2010, que destina a la política cultural 1.141,89 millones de euros -un 11,1 por ciento menos que este año-, se ha dejado sentir de forma desigual en el panorama lírico español. Mientras la subvención que el Ministerio de Cultura aporta a la Fundación Ópera de Oviedo se ha reducido en un 10 por ciento, para bajar desde 900.000 hasta 810.000 euros, la temporada del teatro de La Maestranza, en Sevilla, ha salido beneficiada.

      El ciclo hispalense, relativamente reciente en el panorama nacional si lo comparamos con Barcelona u Oviedo, superará en 2010 los cuatro millones de euros de presupuesto, gracias a la ayuda especial de más de 800.000 euros que Cultura ha concedido para ampliar el escenario del teatro, por tercera vez en 17 años. Un plus que maquilla el recorte de 480.000 euros que ha sufrido el ciclo y que logra, al final, que el presupuesto sevillano haya crecido casi un 1 por ciento respecto a las cuentas de 2009.

      Los recortes han llegado a las temporadas de ópera de forma desigual, aunque a la hora de rebajar, la igualdad no ha sido la tónica general. Oviedo sí ha corrido la misma suerte que la temporada de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO-OLBE). El ciclo vasco ha visto reducida su subvención también en un 10 por ciento, y pasa de contar con casi tres millones de euros (2.890.000 euros) a trabajar para 2010 con 2,6 millones de euros.

      La reducción se hace millonaria en el caso del Teatro Real, en Madrid. Con otro 10 por ciento de recorte, el coliseo madrileño pierde 1,91 millones de euros, para quedarse con 17,19 millones.

      El presupuesto más cercano al de Madrid es el del Liceo de Barcelona, pero los catalanes han corrido mejor suerte. El teatro barcelonés, con 12,8 millones de euros, pierde solo un 1%. Este es el mismo porcentaje ganado por Sevilla entre la ayuda a la temporada y el dinero para su reforma escénica.

      La temporada del Palau de Valencia deja atrás para 2010 el mismo porcentaje que Oviedo, Bilbao y Madrid, un 10 por ciento, para llegar hasta 1,28 millones de euros. La temporada del Campoamor, a pesar de ser la segunda en antigüedad en España y una de las que cuenta con mayores apoyos de público y abonados, se queda de nuevo atrás en el camino por acortar las diferencias al menos con su «hermana» vasca.

      El secretario de organización de la Federación Socialista Asturiana (FSA), Jesús Gutiérrez, aseguraba ayer que «con todos los respetos», y aunque no se debía «descuidar» la ópera de Oviedo, lo más importante en la actual tesitura económica era «atender al desempleo y las necesidades de la gente en gasto social y Educación».

      Lo «social» le ha comido a la Cultura el 11,1 por ciento de su presupuesto respecto a 2009, pero a la vista de las cifras consignadas en el proyecto de Presupuestos para el próximo 2010, las cuentas líricas no salen de la misma manera. para madrileños, asturianos, sevillanos o catalanes.

      jueves, 1 de octubre de 2009

      El Maestranza presenta por primera vez en España «La mujer silenciosa», de Strauss

      ABC de Sevilla
      JESÚS ÁLVAREZ. SEVILLA
      Jueves, 01-10-09
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      Al igual que hiciera con «Lulú» , de Alban Berg (ahora en el Teatro Real, que sigue así la estela de Sevilla) o con «Der ferne Klang», de Frank Schreker, el Teatro Maestranza, de la mano de Pedro Halffter, trae a su escenario el próximo sábado a una ópera nunca vista hasta ahora en España, en este caso, «La mujer silenciosa», de Richard Strauss, una comedia musical que entronca con la ópera bufa de tradición italiana «que se ríe de todo y de sí misma», según Halffter. Para comprobarlo no hay más que acudir a su argumento: el acaudalado Sir Morosus, un noble que aborrece cualquier tipo de ruido, recibe en su casa a su sobrino Henry, acompañado por un conjunto de ópera en el que se encuentra su novia (presentada como esposa) Aminta. Las molestias que le causan son tantas que Sir Morosus decide desheredar a su sobrino y buscar una esposa que le aporte tranquilidad y aquí empieza la comedia de enredo de la que es responsable su sobrina Al final se casa con Aminta, la, en apariencia, más «silenciosa» que resulta ser finalmente una cantante de ópera.
      Persecución nazi
      Esta obra se estrenó en 1935 en Dresde, después de que los dirigentes nazis le pidieran a Strauss que quitase del cartel a su libretista, el escritor austríaco de origen judío Stefan Zweig, a lo que aquél se negó. En represalia por su negativa, ni Hitler ni ningún otro jerarca del III Reich acudió al estreno y a la tercera función se suspendieron las representaciones. La Gestapo descubrió al poco tiempo que Strauss seguía colaborando en secreto con Zweig y fue obligado a dimitir de la presidencia del Reichmusikkammer, el organismo nazi que gestionaba todo lo relacionado con la música en Alemania.
      La ópera es una coproducción de Viena y Dresde y tiene un gran nivel de exigencia vocal, circunstancia a la que su director musical y director titular de la Sinfónica de Sevilla (Ross), Pedro Halffter, atribuye las pocas representaciones que se han celebrado de este título durante los últimos 70 años. «Era muy difícil lograr un reparto adecuado, ya que al tenor -afirmó- «se le exigen 39 sí bemoles y es la única ópera que, mientras el bajo hace un re bemol bajo otra voz, al mismo tiempo, hace un re bemol agudo». No obstante, se ha estrenado recientemente en Viena, Dresde y, últimamente, en París, desde donde desembarca en Sevilla.
      El bajo Franz Hawlata (Sir Morosus» asegura que la partitura «está escrita buscando los límites de los cantantes», mientras que para el joven tenor Berhard Berchtold (Henry Morosus, sobrino de Sir Morosus), «Strauss la escribió para la voz». Julia Bauer («Aminta») decía a ABC que es el papel más difícil de su carrera.
      Para Halffter esta obra «tiene todas las dificultades de «El caballero de la rosa» más las de «Ariadna of Naxos»» y que la Sinfónica, para poder interpretarla, ha tenido que hacer «un trabajo intensivo» para adaptarse al idioma de Strauss, «más camerístico y recogido de lo habitual», según Halffter.
      El director de la Sinfónica de Sevilla se declara enamorado del libreto del autor austríaco, del que dice que es «el mejor libreto operístico desde ´Las noches de Fígaro´». Para Marco Arturo Marelli, el director de escena de «La mujer silenciosa», la mejor obra de Stefan Zweig es «El mundo de ayer», sus memorias, en las que refleja de forma prodigiosa la difícil situación que vivieron tanto él como Strauss en el momento de estrenar esta obra.
      Sobre el argumento de la obra, Marelli aseguró que «es mucho más que una ópera bufa; es una ópera sobre la tolerancia», mientras que para Halffter es una muestra de la mejor manera de enfrentarse a la vida, «sabiendo reírse de todo y, sobre todo, de uno mismo». Esa visión, en opinión del director musical, justifica hasta la ironía del título, que «La mujer silenciosa» sea una cantante de ópera.

      El Maestranza estrena en España 'La mujer silenciosa', de Richard Strauss

      La ópera fue prohibida por los nazis debido al origen judío del libretista, el escritor vienés Stefan Zweig · La comedia, que se representa desde el sábado, defiende la tolerancia entre personas diferentesl 'La mujer silenciosa', de Richard Strauss. Teatro de la Maestranza. 3, 5 y 7 de octubre, a las 20:30. Últimas entradas disponibles entre los 37 y los 91 euros.

      Diario de Sevilla
      Braulio Ortiz
      01.10.2009

      El equipo de esta producción de"La mujer silenciosa" posa junto al cartel de la ópera en el exterior del Teatro de la Maestranza.

      Desde que fuera prohibida por los nazis a la tercera función, debido al origen judío del autor del libreto, el escritor Stefan Zweig, la ópera bufa de Richard Strauss La mujer silenciosa entró en ese limbo azaroso de las obras rodeadas de cierto malditismo, excluidas injustamente del repertorio principal que se exhibe en los teatros con programación lírica. Inédita en España hasta ahora, esta pieza humorística sobre la aceptación del otro y las ganas de vivir se representa desde el sábado en el Teatro de la Maestranza, en una coproducción de la Ópera de Viena y la Ópera de Dresde que demostrará a los espectadores, según el director Pedro Halffter, que se trata de una creación "de una altísima calidad" pese a la desatención que ha padecido.

      La mujer silenciosa describe la transformación de Sir Morosus, antiguo almirante del rey de Inglaterra, de carácter difícil, que ve perturbada su paz tras la llegada de su sobrino. Con estupor, este hombre maduro y cascarrabias descubrirá que su familiar se ha integrado en una compañía de ópera y se ha casado con la prima donna,razón por la cual el viejo marino desheredará a su pariente y pedirá al barbero que le consiga "una mujer callada". Pero entre el barbero y la compañía planearán una farsa que cambiará la perspectiva de la vida que poseía hasta entonces el protagonista.

      "Más que una ópera bufa, es una ópera sobre la tolerancia", asegura el director de escena Marco Arturo Marelli, quien destaca la sintonía final que se da entre "los jóvenes que están en contra del viejo, que quieren llevarse su dinero, y el viejo que está en contra de los jóvenes". Así, más allá de la vertiente cómica, añade el escenógrafo, la obra esconde "un sentido muy profundo". No en vano, Strauss consideraba que el texto escrito por Stefan Zweig para La mujer silenciosa era "el mejor libreto de ópera bufa desde Las bodas de Fígaro". Y hay razones para sospechar que el compositor se encontraba ante un proyecto particularmente personal: son muchos los especialistas que han detectado en varios de los trazos del personaje de Sir Morosus un retrato burlón del propio músico; de hecho, ambos coinciden en la obsesión por el ruido.

      "Strauss hace algo que sólo permite la edad: saber reírse de sí mismo, la mejor forma de afrontar la vida", declara Halffter. Para el director artístico de la ROSS, La mujer silenciosa supone un giro en la trayectoria del compositor en el que "mira a un idioma más recogido, más camerístico" y propone una partitura compleja, escrita "buscando los límites de la tesitura", que requiere "un plantel vocal excepcional".

      El bajo Franz Hawlata, encargado del personaje protagonista en un reparto en el que le acompañan el barítono Klaus Kuttler, el tenor Bernhard Berchtold y la soprano Julia Bauer, ahonda en el mensaje vitalista de la obra, "una voz de alarma a las personas mayores para que no se encierren. Lo que se quiere hacer ver es que entres en la vida, y que dejes entrar también a las personas que te rodean".

      ¿Por qué, pese a todas estas virtudes, La mujer silenciosa no se había estrenado hasta ahora en España? Halffter sugiere, de broma, que "estaban esperando que lo hiciéramos en Sevilla", aunque, agrega más tarde, las "grandes dificultades" que comparte con El caballero de la rosa y Ariadna en Naxos origina que sea tan desconocida.

      Marelli, que ha diseñado una puesta en escena "tremendamente respetuosa con el texto", sostiene que desde el boicot nazi la obra sobrelleva el estigma de ópera menor. "Después del estreno se escribió que era mala, pero hay que entender en qué contexto político fueron hechas esas críticas, sólo porque Stefan Zweig era judío", analiza.

      El rescate de La mujer silenciosa plantea, en todo caso, una oportunidad para reencontrarse con el genio del autor de El mundo de ayer: Halffter recomienda "a todo el mundo" que lea el libreto que el austriaco redactó para la ocasión, un texto cuya calidad sí apreció el público -el estreno, en el Dresde de 1935, tuvo una espectacular acogida- y que el veto nazi quiso relegar al olvido.

      El Maestranza estrena en España 'La mujer silenciosa' de Strauss

      La ópera, con libreto de Stefan Zweig, podrá verse en el coliseo sevillano los días 3, 5 y 7 de octubre

      Diario de Sevilla
      e. p.
      Sevilla 30.09.2009

      El próximo sábado 3 de octubre el Teatro de la Maestranza acogerá el estreno en España de la ópera cómica La mujer silenciosa, de Richard Strauss, sobre el libreto de Stefan Zweig, y de la que el director artístico de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS), Pedro Halffter, destacó su "dificultad vocal, que requiere un plantel de artistas de alta calidad" y su libreto "excepcional" basado en la obra Epicoene o la mujer silenciosa, de Ben Jonson. Se representará en el coliseo sevillano, además, los días 5 y 7 de octubre.

      En rueda de prensa, Haffter resaltó que con esta ópera -a la que rodea un aura de obra "maldita" porque dos días después de su estreno en Dresde el 24 de junio de 1935 se retiró del cartel por la situación política y el origen judío de Stefan Zweig- "el Maestranza pone una muy importante piedra en el camino de la evolución artística y llama la atención sobre el mundo operístico nacional e internacional".

      Al hilo de lo anterior, el director de Escena, Escenografía e Iluminación, Marco Arturo Marelli, apuntó que quizás esta circunstancia de obra "maldita" ha contribuido también a que no se haya representado antes en España. "Después de su estreno se escribió que era una mala ópera, a pesar de su éxito", comentó, y añadió que "la recuperación en España es algo que le debemos a Strauss y Weisz, porque estamos ante una joya que el régimen nazi pisoteó".

      La mujer silenciosa es una "ácida y deliciosa" comedia doméstica cuyo enredo y humor rinden tributo a la ópera bufa italiana a través de un tema clásico como es el del desengaño que sufre un hombre, el capitán marino retirado sir Morosus, extremadamente egoísta, y quien al casarse descubre que su esposa no es tan servil y dócil como el pretendía. Es la historia de un hombre maduro y cascarrabias obsesionado con el ruido, que al final aprende a aceptarlo un poco.

      Sobre la obra, Marelli dijo que con esta ópera Strauss hace que "el arte tenga que ver con la filosofía, que es una manera de encontrarse con el mundo". "Sir Morosus tiene miedo a la muerte pero descubre un camino de interpretarse a sí mismo y ese es el camino que lo devuelve a la vida", añadió.

      Al respecto, afirmó que se trata de una "obra muy cómica pero que en realidad tiene un sentido muy serio". Además, apuntó que "esta ópera va más allá de la ópera bufa, ya que va sobre la tolerancia". Halffter también quiso señalar que en esta ópera "Strauss hace un cosa muy sabia, como es saber reírse de uno mismo como una forma de afrontar la vida".

      Por otra parte, la soprano Julia Bauer, quien interpreta el papel de Aminta, la mujer de sir Morosus, dijo del mismo que "es un papel muy agradecido porque son tres trabajos en uno mismo". Además, sobre el personaje comentó que "Aminta sabe triunfar con la vida porque sabe jugar dentro de esa vida".

      Por su parte, Franz Hawlata, quien da vida al Sir Morosus, declaró que la obra "es una voz de alarma para los mayores, para que no se encierren, y participen en la vida". El bajo también destacó la "exigencia vocal" de esta ópera, porque, apuntó "Strauss quería ejemplificar con ella hasta qué límites se puede llegar en la escritura vocal".

      Sobre este tema también se quiso pronunciar el tenor Bernhard Berchtold, que interpreta a Henry Morosus, sobrino del protagonista, quien indicó que Strauss "ha sabido escribir muy bien para el actor en sí, para la voz, a pesar de todas las exigencias vocales que plantea".

      Sevilla acoge una ópera cómica de Richard Strauss

      El País S. BELAUSTEGUIGOITIA

      Sevilla 1-10-2009

      La música del alemán Richard Strauss (1864-1949) y la literatura del austriaco Stefan Zweig (1881-1942) ilustran la riqueza cultural de Europa Central en el gozne entre los siglos XIX y XX. Ambos conocieron el esplendor de un mundo que se acercaba a pasos ciegos hacia el desastre. El suicidio en Brasil de Zweig, tras huir de Europa ante el avance nazi, ejemplifica la magnitud de la tragedia. La mujer silenciosa unió el talento de ambos. Esta ópera cómica en tres actos de Strauss, que fue estrenada en Dresde (Alemania) en 1935, cuenta con un libreto de Zweig. El Teatro de la Maestranza ofrecerá La mujer silenciosa en Sevilla los días 3, 5 y 7 de octubre.

      La dirección musical está a cargo de Pedro Halffter. Marco Arturo Marelli es el director de escena de la obra, que está coproducida por la Ópera de Viena y la Ópera de Dresde. Integran el elenco el tenor Bernhard Berchtold, las sopranos Julia Bauer y Elena de la Merced y la mezzosoprano Karolina Gumos, entre otros.

      Halffter, que es también el director artístico del Teatro de la Maestranza, hizo ayer hincapié en la alta calidad de La mujer silenciosa. "Estrenamos una ópera muy importante que se recupera para el repertorio. Es la primera vez que se representa en España. Es una música bellísima y una ópera tremendamente divertida. Tiene un libreto excepcional de Stefan Zweig, un nombre muy importante en la literatura. La música está a la misma altura del libreto", comentó Halffter.

      El director artístico del Teatro de la Maestranza recalcó la "belleza y profundidad de la música de Strauss". "Teniendo un lenguaje posromántico, Strauss consigue ser muy atrevido en sus invenciones. La mujer silenciosa es una ópera muy ecléctica e interesante", agregó Halffter.