sábado, 12 de diciembre de 2009

Sonia Ganassi «A mi hija la duermo con la nana de Falla»

POR MARTA CARRASCO
Sábado , 12-12-09
ABC de Sevilla
.
Sonia Ganassi es risueña y durante el encuentro con la prensa exhala una felicidad especial, como si estuviera instalada en ella. Pero, además de sus éxitos operísticos, de estar considerada como una de las mejores mezzosopranos de su generación, a la cantante se le iluminan los ojos cuando habla de la «otra Leonor», o mejor dicho, Eleonora, que tiene tan sólo tres meses. Ha querido el destino que su madre cantara, tras su nacimiento, y por primera vez un rol con el nombre de la pequeña.
.
-¿Viaja con su bebé?
-Sí, viajo con mi hija. Esta es la primera ópera que interpreto después de mi maternidad, y me encuentro estupendamente.
-¿Era consciente de que la maternidad podría suponer un importante parón en su carrera?
-Sí, claro que sí. Todas las cantantes sabemos a lo que nos arriesgamos cuando tenemos hijos, pero para mí la vida no tenía sentido sin un hijo y aquí está Eleonora. La música es mi vida, pero mi hija es lo primero.
-¿Su voz consigue dormir a su hija?
-Si..., (se ríe), le canto la nana de las siete canciones populares de Falla... «duérmete niño, duerme mi alma, duermete lucerito...(y comienza a cantar ante el asombro de todos). Y sí, mi hija se duerme.
-¿Hasta cuando podrá tenerla con usted?
-De momento viaja conmigo y luego ya veremos cuando empiece el colegio.
-¿Le gustaría que Eleonora fuera cantante de ópera?
-No, porque la vida de una cantante es muy dura, bellísima, pero muy dura, y tiene muchos ratos de soledad.
-Hace quince años estuvo usted en el Maestranza cantando «El Barbero de Sevilla», ¿ha cambiado mucho el mundo de la ópera desde entonces?
-Una cosa sí ha cambiado en el mundo de la ópera y para peor. Aquí en el Maestranza han hecho esta «Favorita» porque tenían un elenco perfecto para ello, pero no es lo frecuente. Ahora en los teatros no se piensa así. Primero se piensa en qué titulo quieren hacer y luego en los cantantes. Cuando comencé mi carrera era distinto, los teatros contaban primero con el cantante para tal o cual título, y no al revés como ahora.
-¿Cuentan más los directores de escena?
-Todo cuenta y todo es importante. No se puede hacer una «Favorita» sin tener un casting de primer nivel porque el canto lo es todo. A mí me gusta mucho trabajar en la escena el personaje y creo que la modernidad es que un artista sea creíble escénicamente. Hoy día se piden cantantes-actores.
-¿Con qué personaje se puede identificar más de los que hasta ahora ha interpretado?
-Con todos y con ninguno, pero lo que sí me divierte es transformarme en alguien muy alejada de lo que yo soy. «Adalgisa» (Norma) o «Charlotte» (Werther), son mujeres trágicas y yo no lo soy, pero son roles que me gusta interpretar.
-¿Hay que ser una mujer fuerte de espíritu para cantar ópera?
-Creo que sí, sobre todo tienes que tener mucha seguridad y ser determinante. Decirte a ti misma: esto lo puedo hacer y salir a escena con decisión. Además, necesitas hacerte respetar.
-¿Dónde están los límites?
-Donde tú los pongas, ni más ni menos. La seguridad en ti misma debe hacerte conocer los límites y superarlos.
-¿El «bel canto» ha sido o es el núcleo central de su carrera?
-Al inicio canté Rossini, me basé en el «bel canto», es verdad, pero ahora he comenzado a cambiar. Así lo he elegido.
-No canta mucho Verdi.
-No, pero me gustaría cantar mucho más Verdi, aunque mi voz es la que es. El papel verdiano que más he interpretado es «La princesa de Éboli» (Don Carlos), que es el personaje que le va mejor a mi voz.
-No me resisto a preguntarle por qué las mezzosopranos siguen siendo las «malas» de la ópera...
-Jejeje, es verdad, o son también las cautivas o las cornudas...Y las sopranos se siguen casando con los tenores y las mezzos..., con nadie (se ríe abiertamente).
-¿Cómo es su papel en «La Favorita»?
-Difícil, pero hermoso. Además, hay que tener en cuenta que hacemos la versión francesa porque el texto en italiano es terrible. Claro, al ser italiana debo de esforzarme en el fraseo. El estilo es muy diferente. La lengua francesa es más suave y al mismo tiempo es necesario mantener la tensión dramática. El espectáculo funciona porque todos vamos a una.

No hay comentarios: