sábado, 22 de agosto de 2009

La Mujer Silenciosa, R. Strauss

3, 5 y 7 de octubre, 2009
LA MUJER SILENCIOSA (Die Schweigsame Frau)
de Richard Strauss (1864 -1949)

ESTRENO EN ESPAÑA

Dirección musical, Pedro Halffter
Dirección de escena y escenografía, Marco Arturo Marelli

Teatro de la Maestranza

ELENCO:
Sir Morosus: Franz Hawlata

Ama de llaves: Barbara Bornemann

Henry Morosus: Berhard Berthold

Carlotta: Karolina Gumos

Vanuzzi: Felipe Bou

Farfallo: Pavel Kudinov


Norma 06

Aminta: Julia Bauer


El Barbero: Klaus Kuttler

Isotta: Elena de la Merced

Elena de la Merced, en uno de los laterales del teatro Campoamor.






Coproducción de la Ópera de Dresde y la Ópera de Viena


PERSONAJES

Sir Morosus (Bajo)
Seine Haushälterin (Mezzo Soprano)
Der Barbier (Baritono)
Henry Morosus (Tenor)
Aminta (Soprano)
Isotta (Soprano)
Carlotta (Soprano)
Morbio (Baritono)
Vanuzzi (Baritono)
Farfallo (Baritono)


La mujer silenciosa de Richard Strauss

extraido de hagaselamusica.com

La mujer silenciosa se estreno en Dresde el 24 de junio de 1935, en medio de luchas políticas de las que por poco fue víctima Stefan Zweig. Richard Strauss se opuso enérgicamente y defendió a su libretista. La obra que produjo Zweig en común con Strauss fue prohibida en Alemania, que ya había quemado sus libros, y los pocos grandes teatros de los demás países no pudieron reparar esa pérdida, también material. Sólo después de la Segunda Guerra Mundial se llegó a una difusión más amplia de La mujer silenciosa.

Ópera cómica en tres actos.
Libreto de Stefan Zweig, versión libre de la obra de Ben Jonson.

Personajes: Sir Morosus (bajo); su ama de llaves (contralto); el barbero (barítono); Henry Morosus (tenor); Aminta, su esposa (soprano); Isotta, Carlotta, Morbio, Vanuzzi, Farfallo, comediantes.

Lugar y época: La casa del capitán retirado Morosus, en las afueras de Londres, 1760-1770.

Argumento: No hay nada en este mundo que sir Morosus deteste tanto como el ruido. El parloteo de su ama de llaves lo pone nervioso, pero la cosa se pone del todo insoportable cuando llega a su casa su sobrino Henry con un conjunto de ópera. Entre los artistas se encuentra también la esposa de Henry, Aminta, pero Henry no se atreve a presentarla como tal a su malhumorado tío. Aun sin saberlo, sir Morosus ya está bastante furioso. Decide desheredar a su sobrino descarriado y conseguir una esposa que lo libre del ruido y de la intranquilidad. Confía la búsqueda de la novia a su barbero, un Fígaro británico al que Henry soborna, y la comedia, que ha de dar una lección al viejo lobo de mar, puede comenzar. Entre las interesadas que el barbero presenta a su amigo Morosus hay una que despierta su interés: es la más callada de todas. Se finge una boda en la que Aminta hace el papel de novia. Apenas se ha casado sir Morosus, su esposa resulta todo lo contrario de la mujer deseada: el alboroto y el desorden no tienen fin. ¡Qué contento se pone Morosus cuando le pasa el problema a su sobrino! Da su bendición al matrimonio (contraído mucho antes) y nombra heredera a la joven pareja. A cambio, vuelve a tener tranquilidad en casa, aunque ya ha perdido el miedo al ruido y comienza a encontrar un poco de alegría en el contacto humano.

Fuente: El poeta inglés Ben Jonson (1573-1635) fue contemporáneo, amigo y también rival de Shakespeare. Su comedia Epicoëne or The Silent Woman data de 1609.

Libreto: Al estudiar el teatro de la época isabelina, y sobre todo de Jonson, Zweig se encontró con el tema de la mujer silenciosa que luego, una vez que ha alcanzado su objetivo, se muestra como un verdadero demonio. Se trata de un motivo de comedia muy apreciado del que la ópera bufa italiana de los siglos XVII y XVIII supo obtener muchos efectos. La más célebre es la encantadora Don Pasquale de Donizetti, que, compuesta en 1843, no ha perdido atractivo hasta hoy. El hecho de desheredar a un sobrino que tiene un carácter diferente al del tío caprichoso, la boda fingida o la intriga para curar a un hombre raro son recursos que la commedia dell'arte italiana conocía tan bien como la literatura de Inglaterra y Francia. Zweig, que después de la muerte de Hofmannsthal comenzó a colaborar con Strauss, creó un libreto excelente. ¿Debemos lamentar que en el fondo se trate de un tema que le era mucho menos cercano que los temas humanísticos que le inspiraron obras maestras de la narrativa, la biografía y el teatro? Sólo podemos plantearnos la cuestión, lamentablemente ociosa, de si con una colaboración más larga con el compositor habrían podido surgir obras cumbres como las que surgieron de la estrecha relación con Hofmannsthal. Zweig dio a sus figuras muchos detalles tiernos; sin embargo, el refinado esteta no pudo vencer el desdén que sentía por lo burdo del tema, que es un rasgo fundamental del argumento. Zweig humanizó visiblemente a los personajes, sobre todo a sir Morosus y a la silenciosa Aminta, que en el papel de espíritu alborotador que se le ha impuesto sufre casi tanto como su víctima. El libretista aporta muchos rasgos amables (como de hecho eran su personalidad y sus creaciones), pero no puede suavizar la crudeza del argumento dramático.

Música: Strauss no conoce esos problemas. Puede ser chispeante, alegre, ingenioso, cómico, chocarrero a la bávara, como en alguno de los momentos más felices de Ochs von Lerchenau (de El caballero de la rosa). Ha incluido grandiosas escenas de conjunto que se han hecho raras en la literatura operística moderna. Hay arias y coloraturas a la manera de la ópera italiana antigua. En la boda fingida utiliza una antigua melodía inglesa; igualmente en la escena del notario, y es sorprendente cómo logra combinar sin fisuras la música del siglo XVII con la suya propia. Y puesto que hay una lección de canto (como en El barbero de Sevilla), siente una evidente alegría al emplear una bella aria de Monteverdi con variaciones propias. La orgía de ruidos que ha de llevar a la curación del viejo gruñón desencadena un espectáculo infernal que los autores antiguos no podían ni siquiera imaginar. El final es alegre, sabio: «¡Qué bella es la música, pero es mucho más bella cuando ha terminado! ¡Qué hermosa es la vida, pero es más hermosa cuando uno no es tonto y sabe vivir!», canta sir Morosus. Strauss vierte sobre esta pieza, que en otras manos tal vez hubiera resultado una simple comedia bufa, su música cálida y resplandeciente. Su música es más bella allí donde aparecen representadas las debilidades humanas. Se ridiculiza la extravagancia del viejo Morosus, pero el autor le sonríe, y no porque se alegre de su mal.

Historia: El estreno tuvo lugar en Dresde el 24 de junio de 1935, en medio de luchas políticas de las que por poco fue víctima el «no ario» Stefan Zweig. Strauss se opuso enérgicamente y defendió a su libretista, con el que esperaba crear otras obras. Pero Zweig reconoció la triste realidad. En 1938 fue obligado a abandonar su hermosa mansión de Salzburgo y a expatriarse. Se suicidó cuatro años más tarde en la ciudad brasileña de Petrópolis. La obra que produjo en común con Strauss fue prohibida en Alemania, que ya había quemado sus libros, y los pocos grandes teatros de los demás países no pudieron reparar esa pérdida, también material. Sólo después de la Segunda Guerra Mundial se llegó a una difusión más amplia de La mujer silenciosa.