martes, 24 de febrero de 2009

¿200 óperas sevillanas?


Artículo publicado en El Correo de Andalucía por Ramón María Serrera Catedrático de Historia de América y miembro del Consejo Editorial de El Correo

Sevilla 22-02-09


Con el titular de ‘Sevilla se vende al exterior como Ciudad de la Ópera’ este periódico publicaba hace unos días la noticia de que la concejal Rosamar Prieto-Castro, delegada de Fiestas Mayores y Turismo del Ayuntamiento, una de las tres personas más agradables y dialogantes que hoy ofrece el equipo de gobierno de nuestro Consistorio, quiere promocionar a través del Consorcio Turismo de Sevilla la oferta musical y cultural de la ciudad a través del proyecto turístico ‘Sevilla, Ciudad de Ópera’, recordando al mismo tiempo que en Sevilla se han ambientado más de 200 óperas, cien de ellas –según indicaba la noticia– encuadradas en la categoría de universales.

Con ello, se persigue el objetivo de encontrar un hueco entre los grandes focos operísticos europeos como Milán o Viena. Se contaría con ello con el apoyo y la subvención del Programa Europeo de Cultura 2007-2013. Y con esta iniciativa Sevilla se vendería al exterior como la Ciudad de la Ópera.
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Es una espléndida iniciativa la de Rosamar Prieto-Castro. Sólo Sevilla puede rentabilizar este patrimonio operístico y cultural que no tiene ninguna otra capital del mundo, ni siquiera París, Praga, Londres, Roma o Venecia. Pero hay que tener cuidado con el anuncio de las 200 óperas (o 215, según leí). El 24 de noviembre del año pasado tuve el honor de dictar una conferencia en la Academia de Buenas Letras, organizada por el Instituto de las Academias de Andalucía, titulada ‘Sevilla, la ciudad de las 100 óperas’, en la cual anuncié que tengo contabilizados 127 títulos líricos ambientados en nuestra ciudad. En ella hice referencia completa a los principales: Bodas de Fígaro, Don Giovanni, Fidelio, La Favorita, María Padilla, El Barbero de Sevilla, La Forza de la virtú, Don Pietro il Crudele, La Forza del Destino, Carmen, Conchita, Bodas en el Monasterio, La Dueña, L’ombra di Don Giovanni, Don Juan de Mañara, etc., sin contar las numerosas versiones que algunos de estos argumentos inspiraron a otros tantos compositores. Me salen, pues, 127 óperas, pero no 200, –¡por Dios!– y menos las 215 indicadas.

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El Festival de Bayreuth programa anualmente las óperas de Wagner, el de Pésaro las de Rossini y el de Salzburgo las de Mozart. ¿Por qué no puede Sevilla programar anualmente dos o tres óperas sevillanas entre primavera y verano como final de temporada? Hay muchas que no se han representado nunca en nuestra ciudad. Tenemos cuatro espléndidos escenarios para ello: el Maestranza, el Lope de Vega, el Central y el muy desaprovechado Auditorio de la Cartuja, en donde los Amigos de la Ópera de Sevilla ofrecieron tres espléndidas temporadas después de la Expo. Yo pongo con gusto a disposición de Rosamar Prieto-Castro y de la Delegación de Fiestas Mayores la relación completa de títulos localizados. Pero no conviene en estos momentos, en que se está gestando el proyecto, que algún entendido en los foros culturales europeos nos pida la lista completa de las 200 óperas y sólo podamos presentarle la mitad. Es sólo una cariñosa corrección a tan espléndida iniciativa.
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Hace casi tres años en una entrevista concedida a ABC de Sevilla, Ramón María Serrera, quien fuera excelso crítico musical y de ópera de dicho medio, ya analizaba y daba fundamentos a esta iniciativa "Sevilla, ciudad de Ópera"
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Sábado, 27 de mayo de 2006

PILAR GARCÍA
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La Universidad y América forman parte casi indisoluble de la vida de Ramón María Serrera, catedrático de Historia de América de la Hispalense. Su trayectoria docente está ligada a centros de Cádiz, Córdoba, Granada y La Laguna, donde fue decano. A la Hispalense recaló hace 19 años, donde ocupa la cátedra que dejó vacante tras su jubilación el profesor Calderón Quijano. Académico correspondiente de la Real Academia de Historia, confiesa que la plaza de la que tomará posesión en Sevilla el próximo 4 de junio le ha llegado «en el momento justo; es un reconocimiento que no me esperaba y del que me siento muy orgulloso».
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-Los tres nombres que dan título a su discurso de ingreso, «Verdi, Sevilla y América», ¿resumen, de alguna manera, sus tres pasiones?

-Claro. Yo soy sevillano, pero soy americanista, y he vivido la música en un grado de compromiso total. Como sabes, he estado casi quince años trabajando con mucho cariño e ilusión en ABC realizando crítica musical; tengo casi setecientas reseñas publicadas. Cuando en diciembre de 1990 el entonces director Francisco Giménez Alemán me encargó la crítica de música y de ópera para el periódico me dijo una frase que no olvido: «Esto, Ramón, va a marcar tu vida» y, efectivamente, ha sido así porque he seguido mi actividad docente, he escrito libros, he dado conferencias... pero ese compromiso semanal con el lector ha sido una experiencia interesantísima. Por eso, el discurso de ingreso se basa en tres de mis grandes pasiones: Mi ciudad natal; América, que también forma parte de mi vida - es mi especialidad universitaria y, además, estoy casado con una venezolana-, y luego Verdi, que ejemplifica lo que es mi amor por la música.
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-¿Qué relación guarda Verdi con Sevilla?
-Hay un drama del duque de Rivas, «Don Álvaro o la fuerza del sino», que Verdi convierte en una ópera que se va a llamar «La forza del destino». Tanto en el drama del duque de Rivas como en la ópera, el acto primero transcurre en Sevilla y una de las arias más conocidas es la que alude a esta ciudad y a Andalucía. En el discurso analizo, pues, lo que es la relación del mundo de Verdi con el drama romántico andaluz. Por ser una Academia de Buenas Letras he querido hacer un tema literario donde se funde Ópera, Literatura e Historia. Verdi se apasionó por tres dramas románticos andaluces y los tres los convirtió en ópera: del dramaturgo chiclanero Antonio García Gutiérrez, «El trovador» y «Simón Bocanegra», y del cordobés Duque de Rivas, «Don Álvaro o la fuerza del sino». Además, vino a España y quiso conocer Sevilla, que le deslumbró, pero también visitó Córdoba, Granada, Jerez...
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-¿Y América?
-La vinculación con América reside en que el trasfondo de la ópera «La forza del destino» es un drama de origen indiano; un matrimonio entre un mestizo peruano y una muchacha noble de Sevilla. A partir de ahí hago un análisis histórico de ese drama.-Pese al interés que demostró Verdi por Sevilla, no parece que sea uno de los compositores más conocidos por esa conexión...-Hay ciento catorce óperas ambientadas en Sevilla. Sólo Donizetti tiene seis de tema andaluz y dos transcurren en esta ciudad, pero no se representan. En los quince años de vida del Maestranza, «La forza del destino», que es la ópera sevillana de Verdi, nunca ha subido a su escenario. Sevilla proyectó una imagen al mundo extremadamente atractiva para la sensibilidad romántica, todos los viajeros quisieron venir y Verdi no fue una excepción. Una ciudad con cien óperas sería una mina para el turismo musical. Salzburgo programa las de Mozart, Bayreuth las de Wagner... Si Sevilla, con un centenar de óperas de categoría, explotara un festival de óperas sevillanas cada año, sería la capital del mundo de la lírica. Porque la mayoría son obras muy conocidas y famosas, y también las hay inéditas.
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-Entonces, ¿por qué no se hace?
-Fundamentalmente por falta de conocimiento. Eso, estoy convencido, traería mucho dinero a Sevilla. Tenemos un auditorio cerrado, un teatro de cámara, que es el Lope de Vega, y nuestro primer coliseo lírico, que es el Maestranza. Existen, pues, tres escenarios para hacer ópera a tres niveles. Sevilla debe explotar turísticamente sus cien óperas sevillanas. Bastaría con hacer o alquilar producciones asequibles. Tenemos un capital histórico acumulado que, desgraciadamente, no estamos aprovechando.

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