martes, 17 de marzo de 2009

«Le pedí matrimonio a Daniela cuando cantaba "Andrea Chenier"»



ABC de Sevilla
Martes, 17-0
3-09
MARTA CARRASCO

Llegan al camerino real del teatro de la Maestranza para la entrevista entre risas. Más parecen una pareja de novios que dos cantantes de ópera que acaban de terminar un ensayo. Ellos son la soprano Daniela Dessí y el tenor Fabio Armiliato, protagonistas de la próxima ópera que estrena el coliseo sevillano, «La Fanciulla del west», una curiosa obra ambientada en el Oeste, con personajes con pistolas y vestuario que parecen sacados de una película de John Ford.


-Dirige la escena de esta ópera Giancarlo del Monaco y dicen que es muy original...
-Fabio Armiliato: Es una forma de decirlo. (se ríe). Con Giancarlo siempre hay una sensación de amor y pelea.

-¿Cómo se lleva un matrimonio en la ópera?
-Daniela Dessí: Primero nos conocimos como artistas y luego como personas. Así que fue fácil después enamorarnos.

-Señor Armiliato, ¿se declaró usted cantando?
-D.D.: Casi (a carcajadas).
-F.A.: La verdad es que sí. Estaba cantando «Andrea Chenier» cuando le pedí matrimonio. Fue un papel que canté en Sevilla por primera vez. Pero sí, es verdad, fue la obra con la que me declaré y en la que nos enamoramos.

-¿Alguna vez han tenido celos?
-D.D.: No, nunca ha sucedido.
-F.A.: Yo no creo en los celos porque además siempre he sido un admirador del trabajo de Daniela.

-¿Es más fácil ser cantante de ópera cuando tu pareja lo es?
-F.A.: Sí. Porque podemos compartir las mismas emociones y te quitas de tu propia emoción para pensar en el otro.
-D.D.: Se piensa tanto en la otra persona que tu misma te vuelves doblemente sensible.
-F.A. Además, cada vez te puedes enamorar de un papel diferente. Me enamoro de Daniela a través de Magdalena o de Desdémona. Me gusta enamorarme una y otra vez.
-D.D.: Pero de mí, por favor.
-F.A.: Sí, claaaaaro.
-D.D.: Además casi nunca nos enfadamos, pero pero si eso ocurre, el escenario sirve para reconciliarnos.

-¿Sufren más cuando no trabajan juntos?
-F.A.: Vamos a vernos el uno al otro, pero sí, yo sufro más.
-D.D.: Y al principio se puso un poco celoso cuando un tenor hacía una escena de amor conmigo. La suerte era que los otros tenores no eran tan guapos. No había gran peligro.

-Tienen dos hijos, ¿cómo se compagina la familia y la carrera en la lírica?
-D.D.: Difícil, pero se puede a pesar de los viajes. Si se quiere se puede. Ahora como tienen 14 y 15 años, nos preguntan, «mamma, ¿cuando parti?». Es la edad. Los hijos dan mucha fuerza.

-Señora Dessi, los tenores no tienen buena «reputación». ¿Cómo se vive con un tenor?
-D.D.: (Ríe a carcajadas). -Hay tenores tontos y tenores inteligentes. Pero Fabio no es un tenor, más bien es un futbolista fallido. Siempre está pendiente de los partidos.
-F.A.:Veo los partidos por Internet. Soy de La Sampdoria...¡uy, perdón, que eliminó al Sevilla! Yo prefiero decir que más que un tenor, soy un músico que canta como tenor.

-¿Se corrigen entre ustedes?
-F.A.: Más que eso nos damos consejos. Soy estudioso y coleccionista de libros que hablan de la vocalidad y digo siempre que Daniela es un tratado de canto viviente..., eso fue también un motivo para el matrimonio (apunta con humor), es un añadido muy precioso.

-Tienen carreras sólidas en el mundo de la lírica, ¿creen que ahora se corre demasiado?
-F.A.: Es un problema heredado de la música pop donde es más fácil llegar arriba y esto aplicado a la ópera, no es real. En la lírica no es posible crear un personaje de la nada porque requiere un trabajo de años. Nosotros pertenecemos al mundo del arte, no al del entretenimiento.
-D.D.: Las grandes carreras se ven a partir de pasar al menos quince años, a nivel de seguridad y de experiencia, y sobre todo de la elección del repertorio correcto.

-¿Ustedes eligieron bien?
-D.D.: Creo que sí. Hay muchísimos cantantes que se lanzan al repertorio sin estar preparados. El público pide siempre lo mejor, y uno debe salir a cantar ofreciendo el 150 por ciento, Si sólo puede cantar al 90 por ciento, no se debe cantar.
-F.A.: Al final para ser cantante de ópera hay que tener dos vidas: una para aprender y la otra para cantar.

-¿Creen que los directores de escena se están «pasando»?
-F.A.: Llevan treinta años pasándose. Cada uno debe estar en su papel y evitar los cantantes estrella o los directores estrella.
-D.D.: Lo ideal sería que se combinara la cualidad del canto con la de la producción y que la gente no fuera sólo a ver la escena, sino el canto.

-¿Nunca pensaron ser otra cosa que cantantes de ópera?
-F.A.: No. En Italia la ópera sigue estando dentro de cada italiano, incluso en los jóvenes.
-D.D.: El canto es parte de la naturaleza y todo el mundo canta. Es algo que pertenece sobre todo a nuestro mundo mediterráneo.

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