jueves, 4 de junio de 2009

El ‘pescador de perlas’ Roberto Alagna atraca en el Maestranza

El Correo de Andalucía
Amalia Bulnes
04-06-09

Foto: José Manuel Cabello

Su infancia en los arrabales de París y su historia de superación personal lo convirtieron en uno de los tenores más mediáticos de la pasada década. El próximo domingo, día después de su actuación en Sevilla, cumplirá 46 años. “Ya no soy un tenor joven”, advierte. Sin embargo, su vigencia queda de manifiesto con el regreso a la ciudad en noviembre para interpretar Cyrano.

“Soy un hombre sencillo, natural y abierto. Mi relación con el público es como con la familia”. No hubo más que ver a Roberto Alagna comparecer ayer tarde ante la prensa para certificar sus palabras. Lo intentó con el castellano, reconoció sus debilidades sin complejos, y recordó con sentido del humor “esas palmas a compás” con que aplaudieron su rol de Alfredo en una celebrada Traviata con la que se ponía de largo el Teatro de la Maestranza durante la temporada lírica de la Exposición Universal de 1992.

Han tenido que pasar 17 años para que este francés hijo de sicilianos regrese al coliseo del Paseo Colón.Será el próximo sábado cuando Alagna y la soprano francesa Nathalie Manfrino se encarguen de los roles principales de Los pescadores de perlas, un título de Bizet que se representará en versión concierto en una única función. “Para mí es mucho mejor estar en escena, precisamente porque esta ópera necesita de una atmósfera muy especial. Delante del atril y vestido de frac no es lo mismo, pero sirve para destacar más el valor de la música”, explicó ayer el tenor.

En esta ópera, de gran atractivo melódico y ambientada en lugares exóticos, conforme a la moda francesa del siglo XIX, Roberto Alagna interpreta al joven pescador Nadir, el amor prohibido de la sacerdotisa consagrada Leila. Se trata, según explicó, de un rol “muy complicado”. “Es una cosa interior –explicó–, que no necesita de virtuosismo. Más bien al contrario, la dificultad reside en un no cantar, no elevar la voz”, detallaba el cantante, que interpretará el célebre aria Je crois entendre encore en la tonalidad original de Bizet, lo que dificulta su papel.

De este modo, a pesar de la complejidad y de que “es un pecado que no hayamos tenido dos días más para ensayar”, según dijo, Roberto Alagna afronta este reto “con pasión”. “Cuando estás enamorado de un papel hay que cantarlo, es como cuando te gusta una mujer y tienes que conquistarla”.

Fue en este punto cuando el cantante, acompañado por la soprano Nathalie Manfrino y por el maestro Pedro Halffter, director musical del Teatro de la Maestranza y batuta de esta ópera, se enfrentó, en un arranque de sinceridad, con sus debilidades: “Cumplo el domingo 46 años, ya no soy un tenor joven”, comenzó. “Mi voz natural es más baritonal y para cantar como tenor tengo que estudiar y esforzarme mucho”, prosiguió, para terminar admitiendo que no se halla cómodo en ningún papel y que en cada oferta que tiene lo primero que piensa es que el rol que le ofrecen no es para él.

De ahí, señaló, su debilidad por el personaje de Cyrano de Bergerac, que interpretará, también con la compañía de Manfrino, el próximo mes de noviembre en este mismo teatro. “Este papel es para mí una terapia. Yo fui un niño con complejos, y la filosofía de este personaje, detrás de cuya nariz grande se esconden todas las inseguridades del ser humano, es fantástica”, señaló.

Los otras dos voces de esta ópera serán interpretadas el sábado por el barítono Marc Barrard y por el bajo Nicolas Courjal.

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