martes, 21 de abril de 2009

"Allegro Vivace" en el Maestranza


Diario de Sevilla
Braulio Ortiz
21.04.2009

Amparanoia conoce a Rigoletto
'Allegro Vivace'.
Teatro Maestranza.

Sesiones con colegios (ya concertados) hasta mañana, a las 10:00 y a las 12:00. Hoy a las 19:00 hay una función para familias, con entradas aún disponibles a 8 euros (adultos) y 5 euros (niños).

El Maestranza alberga 'Allegro Vivace', espectáculo concebido para el público infantil en el que una joven ajena a la ópera descubre los encantos del repertorio lírico


Destierren los prejuicios sobre la ópera: no es "música muy antigua para frikis con mucha pasta" como observa uno de los diálogos de Allegro Vivace, espectáculo que enseña al público infantil, en el Maestranza, a valorar las cualidades del repertorio lírico. La ópera mola mogollón, van a aprender los 10.800 espectadores de los 129 colegios de Sevilla, Huelva, Cádiz y Badajoz que visitan el teatro en estos días.

¿Qué espera encontrar un niño cuando acude a su primer contacto con una soprano? Hay quien no anda desencaminado y, cuando se le cuestiona por sus expectativas, imita a una diva en una interpretación desgarrada. Otros se muestran un tanto desnortados y zanjan en una palabra sus previsiones. "Famosos", expresan con la ilusión en los ojos de quien va a conocer, de cerca, el brillo de la celebridad. Y hay a quien la ópera en sí misma no le quita el sueño, precisamente. "Tú pon que somos de Lepe", indica sin rodeos al periodista.

Antes del espectáculo, un actor de la compañía Yera Teatro va desvelando a través de una animación algunos detalles del Maestranza. Todo es chulo en su descripción: la sala en la que ya se han instalado los alumnos es "bien chula", y los técnicos del coliseo hacen, por supuesto, "cosas chulísimas". El intérprete lo afirma antes de mover una batuta imaginaria y pedirle al auditorio -ay, son los tiempos de Little Einsteins- que codirija un extracto musical con él. Logra, en todo caso, que el público vaya entrando en el juego. Y cuando se descorre el telón para dar paso a Allegro Vivace, el equipo de esta obra dirigida por Joan Font (Comediants) recibe tal ovación que habría hecho enfermar de envidia a cualquier icono pop.

Una chica (Marta Rosell) con el atuendo de Amparanoia o La Mari de Chambao, que desconoce los entresijos de la ópera y se teme que la impostación es algún virus despiadado, se topará con Vivace (Jordi Vidal), un melómano apasionado que le expondrá las razones por las que ama las composiciones de Verdi o de Puccini. La ópera, hace saber a su compañera de viaje, habla de pasión, de sensualidad, de celos, de los fascinantes meandros del juego amoroso. Y la falsa Amparanoia, prendada de su novio, empieza a interesarse por el asunto. Y en una pausa de un vertiginoso recorrido que se detiene en Monteverdi, Purcell, Mozart o Bizet, entre otros, la chica sucumbe definitivamente. Y dice eso de "mola mogollón, ¡quién lo hubiera pensado!".

Carmen, la heroína de Mérimée y Bizet, aparece en escena. Y un espectador, confundido con la pasión sureña de la cigarrera, exclama en voz no muy alta: "¡Flamenco!". "Me gusta esa tía fuerte y rebelde", prefiere asegurar la chica, cada vez más apegada a la causa. Su entusiasmo origina, incluso, que acuda a un casting donde queda patente la rivalidad entre la soprano y la mezzo, o que monte la escenografía para una versión de El elixir de amor, de Donizetti. Y asistirá conmovida al trágico final de Rigoletto, aunque en el patio de butacas alguien ponga reparos. "No lo entiendo", se rebela mientras Gilda agoniza en los brazos de su padre, "está muriéndose la tía y va y canta". Pero en la ópera, ya lo han aprendido otros, todo es posible.


ABC de Sevilla
Andrés González-Barba
21-04-09
El Maestranza hace un viaje por la historia de la ópera para 12.600 niños

El Teatro de la Maestranza no fue ayer el mismo que cualquier lunes por la mañana del año. No estaban preparándose los escenarios para una nueva ópera ni se estaban realizando ensayos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, sino que 3.600 escolares estaban tomando literalmente en dos funciones distintas las butacas del teatro para ver la obra «Allegro Vivace. Viaje mágico por el mundo de la ópera».

Eran las diez menos cinco y los niños correteaban por el vestíbulo del Maestranza soñando con conseguir su añorado asiento. Muchos de ellos pensaban que no podrían acceder a ellos, pero al final llegaron las ansiadas entradas que la organización del teatro fue proporcionando a los profesores de los distintos colegios. Hasta el próximo miércoles se harán un total de seis funciones escolares para 129 centros de Sevilla y provincia, Cádiz, Huelva y Badajoz. En total pasarán por el coliseo maestrante 10.800 niños, amén de 1.800 escolares que irán acompañados por sus padres para disfrutar hoy por la tarde a las 19 horas de la función familiar.


Una vez más, y a pesar del mágico caos que se forma en el teatro minutos antes de la función, el milagro fue posible y todos los niños tomaron sus asientos. Organizar a tantos alumnos de Primaria y Secundaria no es tarea fácil, pero de nuevo hay que resaltar la labor organizativa de los responsables del teatro.

Mientras los jóvenes escolares fueron sentándose en sus localidades, una pantalla gigante proyectaba a personajes de animación que iban dando las recomendaciones necesarias que siempre hay que tener en cuenta antes de cada función: apagar los móviles, no hacer fotografías, etc. En esta ocasión el Teatro de la Maestranza ha apostado por un espectáculo que ha sido producido por el Liceo bajo la creación de Joan Font, famoso director de la compañía Els Comediants. El atractivo de este «Allegro Vivace» para el público más infantil fue la posibilidad de hacer un recorrido -en algo menos de una hora- por cuatro siglos de la historia de la ópera, desde su nacimiento en Mantua, hasta nuestros días. En este repaso sonaron músicas de Monteverdi, Purcell, Mozart, Rossini, Donizetti, Berlioz, Verdi, Bizet y Puccini, todas ellas vertebradas por dos simpáticos actores que iban recibiendo la réplica de los cantantes.

A lo largo de estos casi sesenta minutos tuvieron su protagonismo estos dos actores, cuatro cantantes y dos músicos que fueron desgranando piezas tan populares como la «Habanera» de la ópera «Carmen». Cuando sonó el clásico «Una furtiva lágrima» del «Elixir de amor», de Donizetti, un profesor que estaba junto a sus alumnos exclamó: «¡Qué bonito, esta música sí que me suena!». Otro de los momentos más destacados de la función fue cuando se representó un fragmento de «Rigoletto» de Verdi, del que también sonó el famoso brindis de su «Traviata».

Acercar la ópera a los niños
Según la directora gerente del Teatro de la Maestranza, Remedios Navarro, «estos espectáculos para escolares son una de las premisas para nosotros porque somos responsables de acercar la ópera a los niños». Asimismo, la responsable del coliseo sevillano destacó el trabajo pedagógico de estas funciones, que implica una labor de profesores previa y posterior a estas funciones escolares.
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El Correo de Andalucía
Niños muy poco conversos
Ismael G. Cabral

“La ópera es para frikis con mucha pasta”, afirma la protagonista de Allegro Vivace, espectáculo que esta semana puede verse en el Teatro de la Maestranza y cuya finalidad, aunque parezca lo contrario, es enganchar al público menudo a la lírica. “Muy bonito, pero esta música es de los tiempos de mari castaña”, asegura después la irreverente y luego conversa hippie que, buscando un lugar donde montar una fiesta, se topa con un extraño lugar en el que unos seres no menos raros se ponen a cantar a Rossini como si tal cosa.

El último espectáculo infantil del Liceo no es, todo hay que decirlo, un dechado de originalidad. Menos mal que, en el prólogo, la compañía granadina Yera Teatro se encargó de animar a los 2.000 niños (serán 12.600 al final) que abarrotaron ayer por la mañana, en función doble, el Maestranza. Hubo más pasión por la música en el muñecote digital que ocupó al principio el escenario que en toda la hora y media de Allegro Vivace. Y esto último lo corroboraron los peques: si no se habían dormido, jugueteaban con el móvil o alababan los atributos físicos de la prota. Al final, en medio de los aplausos, algún abucheo, contenido eso sí, que los profesores acechaban.

El superbarbero de Sevilla, La pequeña flauta mágica, El pequeño deshollinador y Dulcinea han sido algunos de los excelentes títulos para escolares programados por el coliseo en los últimos años. Allegro Vivace viene avalada por la firma de Comediants, pero en esta ocasión no hubo conexión con un inquieto y menudo público al que le pusieron difícil entender lo que sucedía en un enredado escenario en el que toda la ópera sonaba igual, con piano y violonchelo, fuera Monteverdi o Puccini que, al parecer, tanto daba. Menos mal que el parlanchín dibujo que hizo de animador en los minutos previos a la representación encandiló al personal haciéndole dirigir con una batuta imaginaria, enseñándole los instrumentos de la orquesta y formulando adivinanzas a algunos sufridos y un tanto despistados profesores. “¿Con trabajo parece...?” preguntaron. “El piano”, fue la respuesta, ¡ay!, de una ruborizada maestra.


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